Capítulo X
A unos treinta días de distancia, en la nave insignia de la flota persa, la nave de Jerjes, Arash se encontraba en la proa viendo hacia el horizonte mientras pensaba en si ya habría llegado Kurosh a la Atlántida -a este paso nos quedaremos sin comida, ya no puedo postergar la llegada; dijo para si mismo en voz baja. Se aproximó al timón y cambió de ruta por lo tanto ya no llegarían en treinta días sino en veinte, lo que les permitiría llegar justos en cuanto a comida. Qaisar al notar que el barco cambiaba de rumbo, se aproxima a Arash y le pregunta -por qué cambiamos de curso?; Arash voltea a verlo y un poco nervioso responde -porque he evitado una corriente que podría hacer que toda la flota se dispersara y quedara a la deriva; -entiendo; responde Qaisar mientras Arash se retira.
Jerjes quien se encontraba en su camarote y que no ha salido de el desde que subió al barco, se encontraba analizando el medidor atlante, tratando de comprender como funcionaba, pero por más que trataba, no hallaba cómo, por ello, le pidió a uno de sus sirvientes que mandara llamar al almirante Arash. Al cabo de dos minutos, su súbdito regresa junto con Arash, este se arrodilla y pregunta -en qué puedo servirle majestad?; Jerjes con el medidor en su mano derecha le pregunta -cómo se utiliza ésto, que desde que embarcamos no has mirado?; Arash voltea a ver el medidor y responde -se usa viendo a las estrellas y no necesito verlo, porque antes de regresar a Jerusalén, tracé el curso a la Atlántida con el; -muestrame como se usa; dijo de inmediato Jerjes. Arash que ya imaginaba que a Jerjes no le gustaba salir para absolutamente nada, respondió -claro que si, para ello debemos salir de aquí, porque de lo contrario no podremos ver el cielo nocturno. Jerjes respondió -en otra ocasión será, retirate.
A veinte días de distancia en la Atlántida, se encontraba Kurosh enseñando persa a los altos mandos atlantes y aprendiendo la lengua atlante, con la finalidad de poder explicar todo lo que haya que explicarse que sea necesario saber para la batalla. El primer día realmente no se avanzó mucho en tal tarea, puesto que el persa y la lengua atlante no se parecen en absolutamente nada y ya ni hablar de su escritura, así que la tercera general Nereida (Νεράιδα) sugirió a los demás generales y almirantes mostrarle objetos y cosas a Kurosh mientras le dicen como se llaman y que el haga lo mismo con ellos. Todos voltearon a verse y al parecer les buena idea, empezaron a hacer exactamente lo que ella dijo.
Pasaron siete días y mientras las tropas atlantes seguían llegando por pelotones al frente de batalla de todas las ciudades atlantes, los generales, almirantes y Kurosh ya podían entenderse mínimamente cuando se trataban de comunicar, ya podían entablar conversaciones básicas. Entonces mientras practicaban, Kurosh les preguntó en la lengua atlante -por qué generales, almirantes muchos haber?; entre unas cuantas risas por como se hizo la pregunta, Nereida respondió amablemente -porque así lo determinan las leyes atlantes. Kurosh después de procesar la respuesta, preguntó -ley, qué ser?; -normas, reglas; interrumpió el segundo almirante Egan (Έγκαν). Kurosh volteó a verlo y volvió a preguntar -qué es?; Karloto volteo a verlo con incredulidad y respondió de manera déspota -lo que puedes o no hacer o si no te castigan; después de unos segundos de silencio, Kurosh después de entender la respuesta preguntó -y cuántos poder haber ustedes?; entre ellos se voltearon a ver y después de discutir lo que quiso decir, le preguntó Aithíōn -qué te parece si ahora practicamos persa?; Kurosh aliviado de inmediato dijo -de acuerdo, entonces ¿Cuántos generales y cuantos almirantes hay?; mientras se encontraban traduciendo su pregunta, el rey Atlas se acercó y respondió -tengo cuatro generales y cuatro almirantes, uno por cada punto cardinal de la Atlántida. Todos voltearon a verlo y de inmediato hicieron reverencia, Atlas dijo mientras se sentaba con ellos -tranquilos, solo me sentí atraído por la charla y como ví que tardaban mucho en responder, decidí hacerlo yo, sigan en lo suyo.
A trece días de distancia de la Atlántida, Arash hablaba con algunos de los miembros de la tripulación, aquellos que no sentían envidia o sentían miedo ante la presencia de él, con quiénes compartía historias mientras cenaban cada noche desde la quinta noche de haber iniciado el viaje. Entre risas después de haber escuchado una historia graciosa un soldado de nombre Karim, este le pregunta a Arash -disculpe señor, cómo fue que se convirtió en almirante? Si antes de este viaje, nadie lo conocía; todos voltearon a verlo y se hizo un silencio muy incómodo, Arash solo una pequeña carcajada y dijo -tranquilos, no preguntó nada malo; -hice un trato para guiar al rey y a su ejército a un lugar llamado "Atlántida" para poder conquistarlo, era eso o la muerte; agregó de inmediato Arash -siendo así, no lo culpo señor; dijo otro soldado de nombre Kansbar entre risas, por lo que todos, hasta el propio Arash se soltaron a reír. -cómo es, señor? La Atlántida; preguntó Karim después de esa broma; -a decir verdad, los griegos sentirían envidia si conocieran la Atlántida. Todos pusieron cara de sorpresa y se miraron unos a otros. Todo era muy ameno hasta que llegó el general Qaisar y dijo en voz alta -todos ustedes retirense a sus posiciones y déjenme con el almirante!; todos se levantaron de inmediato y se fueron, dejándolos solos. Qaisar se acerca a Arash y le dice al oído, -te recomiendo que no hagas amistad con ninguno de ellos, no sabrás si seguirán con vida en un futuro. Después de eso, le dió dos palmadas en la espalda a Arash y se fué.
Otros diez días después, en la Atlántida, ya se habían reunido todas las tropas solicitadas al frente y todos los almirantes y generales de la Atlántida, por lo que el rey solicitó una reunión con los cuatro generales, los cuatro almirantes y Kurosh. Estando todos reunidos en la sala de guerra del fuerte, el rey les dijo a todos -los he reunido aquí para que Kurosh responda todas sus preguntas sobre los invasores que sean de utilidad para la defensa y posterior contraataque; -disculpe, su majestad, pero no hablamos su lengua; interrumpió el almirante Leandro (Λεάντρο); -lo sé y lo mismo pasa con la general Halia (Χάλια), el almirante Castor (Κάστορας) y el general Xylon (Ξυλώνα), pero los demás estuvieron aprendiendo la forma de comunicarse mutuamente, por lo que ellos les podrán traducir a ustedes; dijo el rey al almirante Leandro, -así que si no hay preguntas, a trabajar; agregó mientras salía de la sala.
ESTÁS LEYENDO
Atlántida: Se Alza Un Nuevo Imperio
Historical FictionEn un mundo antiguo lleno de misterios y leyendas, la Atlántida y nuestros protagonistas: el rey Atlas, el rey Jerjes, Kurosh y Arash, deberan enfrentar desafíos inesperados y la constante amenaza persa. Una civilización completamente aislada del m...