Memorias Ocultas: El Llamado al sur

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Capítulo XV

Ahí estaba yo, caminando ya lejos de mi aldea por la noche, con nada más que la luz de las estrellas sobre mi cabeza sin rumbo alguno, ví una cueva y decidí pasar la noche ahí, así que encendí una pequeña fogata y me recosté sobre mi espalda hasta quedarme dormido. Esa noche soñé con un hombre de gran barba con un tridente que se acercaba a mi y cuando estuvo enfrente mío, me dijo -Debes caminar hacia el sur-, fue entonces que desperté y ya había salido el sol, pensé en aquel sueño y decidí hacer lo que me había dicho aquel extraño sujeto, así que me dirigí al sur, después de unas tres horas caminando, decidí comer un poco de la hogaza de pan que llevaba conmigo, así que busque un río del cual poder beber agua y descansar un poco.

Después de encontrar un pequeño arroyo y varios árboles que daban sombra, me senté debajo de un árbol, comí un poco de pan y bebí agua, después crucé los brazos y me quedé dormido sentado. Me encontraba soñando con aquel día en el que perdí a mi padre, el día que masacré a aquel pueblo y me ví a mi mismo de rodillas llorando y cuando alcé la mirada, era aquel extraño hombre que ya había soñado y ésta vez me gritó -¡Despierta!- y salió agua de todas partes. Cuando desperté, el arroyo había crecido considerablemente, entonces me levanté, tomé mis cosas y seguí con mi camino hacia el sur.

Pasadas tres horas caminando, ya estaba oscuro y como anoche, mi única compañía eran las infinitas estrellas sobre mi cabeza, encontré un gran árbol donde podía pasar la noche, así que comí un poco más de pan, bebí agua y me dormí bajo aquel árbol. Esa noche soñé con un cristal amarillo que emitía luz, y este me hablaba, quería que me acercara cuando lo toqué, sentí una energía cálida que recorría todo mi cuerpo, entonces apareció otra vez ese misterioso hombre y me dijo -Éso es lo que encontrarás al sur-, volteé rapidamente y pregunté -¿Quién eres y por qué estás en mis sueños?-, él soltó una risa muy sutil y respondió -Mi nombre es Poseidón, soy el rey de los mares, dios olímpico y estoy aquí para ayudarte -, yo rápidamente le pregunté con enojo en mi rostro -Si estás para ayudarme, ¿Por qué no ayudaste a mi padre? ¿Por qué solo estás en mis sueños?-, únicamente sonrió, tronó sus dedos y todo se inundó, despertándome de inmediato.

A la mañana siguiente, me encontré con una aldea atlante, me acerqué con precaución porque muchas son hostiles y cuándo entré a la aldea, todos fueron muy amables conmigo, me preguntaron de dónde venía y yo solo respondía -Del norte-, todos se miraban asombrados porque decían que las tribus del norte eran hostiles a lo que yo solo asentía con mi cabeza un poco avergonzado, me dieron comida y su líder de nombre Heliodoro (Ηλιόδωρος) se acercó y me preguntó -¿Que haces tan lejos de tu hogar?-, yo le respondí -Yo no tengo hogar, estoy de camino al sur-, todos se asombraron y murmuraban entre ellos, a lo que le pregunté al líder -¿Por qué esa reacción?-, el me miró y puso su mano sobre mi hombro mientras me dijo de frente -Hacía el sur no hay nada, nadie logra ir y regresar de ahí, puedes quedarte con nosotros-, los mire y les dije que era un viaje que devia realizar, su líder me miró a los ojos y me dijo -De acuerdo, pero cuando necesites, este será tu hogar-, se retiró y mientras se iba ordenó darme provisiones para mí largo camino hacia el sur.

Después de pasar una noche en esa aldea, a la mañana siguiente seguí con mi camino, esa noche no soñé con ese tal Poseidón lo cual era extraño porque era algo muy recurrente. Camine por aproximadamente diez horas y me detuve a descansar cerca de un río, me me metí en el para bañarme y fue entonces que del agua salió disparado hacia arriba algo, fuí rápido a la orilla donde estaba mi espada y cuando llegué, ahí estaba él parado a un lado de mi espada, ahí estaba Poseidón con un tridente plateado, el me levantó y me preguntó en tono burlón -¿Quien pensabas que era?-, yo rápidamente pregunté de regreso -¿Cómo saliste del agua así?-, el volteó a verme y me respondió de manera irónica -Yo te lo he dicho, soy el rey de los mares y dios olímpico, soy Poseidón-, yo le respondí de vuelta -No sé que es un dios y tampoco se que es ser olímpico-, el me miró incrédulo y me dijo -Es imposible que no sepas, solo eres un griego muy alto aunque muy lejos de casa al parecer-, yo le respondí de vuelta -Yo no soy nada de éso, yo soy Atlas, hijo de Proteo-, y el me dijo de vuelta con Toño sarcástico -Pero hablas griego, entonces éso te hace a ti griego-, yo lo miré y le dije -No, no soy nada de éso, como sea ¿Por qué estás aquí y estás en mis sueños?-, el me miró y respondió -Yo me encontraba furioso porque ningúna ciudad progresaba a nombre mío cuando de pronto sentí una presencia que me llamaba y cuando acudí a ese llamado, ahí estabas tú-, yo lo miré casi con desprecio y respondí -Eso no explica que haces aquí ni porque me mostraste ese cristal-, me interrumpió de inmediato y me respondió -Una visión me mostró ese cristal, pero yo no puedo poseerlo, debe ser alguien que el cristal elija y con ello podrás hacer una gran ciudad en mi nombre-, volteé a verlo y respondí algo molesto -No hago ésto por ti, lo hago por mi padre-, me interrumpió y me dijo -No deberías ser tan soberbio con un dios, como sea, ésto te servirá-, tomo mi espada y la sumergió en el agua del río y cuando la sacó, mi espada era más ligera y más filosa, me la dió y me dijo -Cuando me necesites, sólo acude al agua-, yo seguía viendo la espada y cuando volteé a verlo, ya se había ido.

Atlántida: Se Alza Un Nuevo Imperio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora