KEN
Es dulce, como si pudiera saborearlo, tal vez con el corazón. Pero es cálido y, al mismo tiempo, ajeno, como si alguien cediera un espacio en su corazón para mí. No creí que alguien pudiera recordar un detalle tan insignificante de mí, no lo esperé. Aunque pueda recordar con exactitud los detalles de otros, nunca esperé que eso fuera mutuo. Me había acostumbrado a que esas acciones no serían recíprocas.
Me equivoque.
Ya nos hemos acabado un paquete de palomitas cuando llega el momento de la primera función.
Teresa tiene una expresión melancólica desde que se encontró con Raquelle en la cafetería, quien la enfrentó sin ninguna razón. No estuve lo suficientemente cerca para escucharlo, pero es como si pudiera oír las palabras que se repiten en su cabeza. A veces, realmente me gustaría meterme en la cabeza de Raquelle y entender por qué vive haciéndole daño a toda la gente que conozco y que me importa. La conozco desde hace tanto tiempo que debería tener el poder de diferenciar cuándo empezó a cambiar, pero realmente no lo sé. Es como si fuera otra persona.
Barbie volvió con una expresión parecida a la de Teresa después de hablar con Raquelle. Parece que tiene ese efecto en la gente, de quitarles el alma. Pero siempre vuelve a sonreír cuando nos mira, como si no la hubiéramos visto entristecerse todo el camino hasta aquí.
Llegamos al taller para acompañar a la señora Roxell al auditorio para la primera función, a petición de Teresa. Es Spiderman, y realmente espero que le levante un poco el ánimo.
La señora Roxell se nota algo tensa cuando llegamos al salón. Está revolviendo su té en remolino con una cucharilla, mientras la luz del ventanal delinea los rulos que le enmarcan la cara.
—¿Sucede algo? —pregunta Teresa.
—Solo un pequeño contratiempo en el auditorio. Pedí que estuviera listo, pero aún están instalando el reproductor. Temo que se tardará —menciona.
—¿Cuánto tiempo? —cuestiona Midge.
—Unas dos horas más, pero temo que tengamos que cancelar por el mal clima.
Barbie se asoma por el ventanal con cara pensativa.
El cielo permanece con algunas nubes grises, pero no las suficientes para una tormenta.
—¿A quién le importa mojarse un poco? —menciona Midge.
La señora Roxell la mira por un instante y asiente casi para si misma.
—De acuerdo, pero ¿podrían informar a sus demás compañeros sobre este cambio, por favor?
Salimos del taller y Teresa se dirige a la cafetería para anunciar el retraso de la primera funcion. Midge va hacia el ala opuesta para detener a quienes son puntuales y van en camino al teatro. Deben ser muy pocos, pero no descarto a todos. Caminamos a la casa comunal donde Barbie se asegura de que todos se enteren, parándose en la escalera de cada piso y gritando a todo pulmón que la función empezará a las 4 p.m. Posiblemente medio instituto nos odie ahora, pero dimos el mensaje.
Barbie sube a su cuarto a cambiarse la ropa, que nunca me expliqué por qué estaba húmeda. Tomo la regadera de la bodega y me doy el tiempo de regar las plantas. El cielo parece estar dando señales de que no es necesario, pues en cualquier momento parece que se romperá a llover, pero me doy el gusto de ocupar la mente con otra cosa que no sea pensar en el dichoso Libro del Destino.
Nadie caminará por todo el campus solo para avisar a los Lee. Es el pensamiento que baila en mi cabeza desde que vi la portada de la película en las manos de la señora Roxell antes de que se marchara al auditorio. Solo son dos personas, y Raquelle no tiene mucha fascinación por las películas que recuerde, pero después de lo que pasó, ¿debería yo...?

ESTÁS LEYENDO
Destino Encantado
Teen FictionBarbie se enamora de la chica que le dio la bienvenida en su nuevo instituto, sin sospechar que está destinada a ser su enemiga... Enviada a un misterioso instituto en medio del bosque después de una pelea con sus padres, Barbie se encuentra con Raq...