7. Diferentes juegos.

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Evan.

Volver a la normalidad es algo que debemos hacer en algún momento así que llevé a Natalie a la escuela como cualquier otro día, cuando llegamos me pidió que la dejara afuera pero aún así se bajó del coche y me dijo adiós como cuando era pequeña. Todos la vieron, se veía radiante, como antes. Si ella se puede acostumbrar yo también aunque si me destroce que ella esté bien sin mi cuando yo deseo tenerla entre mis brazos siempre.

─Darle una sonrisa no es difícil pero fingir ser completamente feliz será agotador y lo sé pero me acostumbraré, creo que ya dimos el primer paso ─sigo diciendo.

Aurora me mira extraño y se levanta con su taza de café, lista para rellenarla.

─De acuerdo, ¿cuál es ese paso?

─Volver a la normalidad, hablar como personas normales ─digo con ironía.

Ella se ríe y yo la miro confundido.

─Dejaré que lo resuelvan ustedes, de momento.

La miro sin entender y ella solo ríe, después me cuenta sobre su nueva pareja y ahora soy yo el que ríe debido a su ingenuidad.

─¡Por dios! A ella le gustas más que para sexo ─me burlo.

─¡¿Que?! ¡No! Nada de eso, me lo ha dejado claro.

─¿Porque crees que sea? ─pregunto sonriente sabiendo que ella es menor.

─Porque no quiere nada serio.

─Porque es menor que tú ─concluyo encarándola con la verdad.

─Sí pero aún así...

─Ella no te dirá que quiere algo serio si es menor que tú, además me dijiste que le has dejado claro que no saldrías con alguien más chico.

─Yo no dije eso...

─Si a mi me dijera Natalie que no saldría con alguien mayor jamás le diría si me gustara ─me río pero de inmediato guardo silencio al procesar lo que acabo de decir.

Aurora me mira burlonamente pero lo deja pasar levantándose de su asiento para lavar sus trastos. Termino mi comida apenado y en silencio hasta que mi hermana anuncia su despedida.

─Cuídate por favor Evan, vendré en dos días a ver qué tal van ─dice riendo.

─De acuerdo, te esperaremos ─la miro mal pero ella continúa riendo mientras sale de mi casa.

Cuando me encuentro a solas la realidad vuelve a mi, más que la realidad, los recuerdos.

La inocencia de Natalie, sus acciones, sus actitudes. No sé que pensar de ella o de la situación, si sobre pienso todo vuelvo al mismo punto: alejarme de ella. Pero si lo hago el dolor me consume al verla, tal vez lo mejor no es dejarnos de hablar sino volver a como éramos. Ella es joven y el deseo sexual es algo que inevitablemente iba a llegarle, en cuanto a mí puede tener razón Aurora y solo es mi falta de relaciones íntimas con otras personas, tal vez sí en estos años hubiera tenido alguna pareja no me habría fijado en mi hija.

Cuando la vi esta mañana saliendo de mi habitación prácticamente desnuda mi cuerpo me traicionó por completo, no pude evitar mirarla, no pude evitar desearla y, peor aún, no pude evitar que mi corazón se acelerara mientras un cúmulo de emociones se enterraban en mí.

Me recuesta en el sofá intentando sacarla de mi mente pero entonces otro recuerdo llega a mí. Cuando llegué anoche después de trabajar y la encontré en el sofá, al principio supuse que estaba mirando la película en la pantalla pero al acercarme ella pude ver sus ojos cerrados y sus carnosos labios entreabiertos, la mejor vista del puto mundo.

Mi adorable padrastro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora