22. Dudas y aclaraciones.

194 5 3
                                    

Natalie.

Cuando el sol aparece abro los ojo aún cansada pero la visión de Evan me desenfoca, tengo que levantarme para la visita en la Universidad pero no puedo quitarle los ojos de encima. Esta buenísimo a la luz de la mañana, descansando con una respiración regular y los ojos cerrados.

Observo su rostro relajado a mi lado y no puedo evitar suspirar. Sonrío ampliamente envolviéndolo de nuevo en un abrazo, sujeto su cuerpo con delicadeza hasta que lo siento removerse en la cama.

─Buenos días, nena ─susurra con la voz ronca.

Es tan sexy.

─Buenos días...

Suspiro nuevamente pero está vez si me levanto, me dirijo al baño a una ducha sin embargo al meterme al agua siento unas fuertes manos posarse sobre mi cintura. Unas manos que conozco perfectamente, sonrío de nuevo girándome a verlo.

Está completamente desnudo. Dios. El pecado sería no desearlo. Con la emoción arraigada en mi corazón me apresuro a tomarlo del cuello, corresponde acercando sus labios a los míos pero antes de que lleguemos a más se separa mirándome divertido.

─Vamos a bañarnos ─dice riendo.

─De acuerdo ─gruño sin muchas ganas ahora que está aquí.

Toca suavemente mi mejilla, con dulzura, y toma una barra de jabón. Coloca el jabón sobre la esponja y, cuando ésta se encuentra burbujeante deja la barra a un lado. Pienso que la usará primero pero me sorprende cuando me mira y comienza a pasarla por mi cuerpo.

─¿Que haces? ─pregunto confusa.

─Limpiándote ─dice como si nada.

─Eso está claro pero...

Lo miro pero me sorprendo aún más cuando el se agacha tallando mis piernas con cuidado, me trata como si fuera una de esas muñecas de porcelana.

─Evan...

Sé bien cómo me escuché pero es que nunca me había tratado así y a decir verdad me siento extasiada por ello.

─Nena, no digas mi nombre así ─ordena levantándose con una pequeña sonrisa.

─¿Así como?

Su rostro cambia.

─Como cuando me pides que te folle más duro.

─Evan...

Tomo su cuello envolviéndonos en un beso apasionado, uno en donde me dejo llevar por el deseo que siento, uno en donde no me importa nada más que él.

─Nena, tienes que irte ─susurra como si le doliera.

─Lo sé...

─Date prisa y nos veremos por la noche, ¿vale?

Asiento de mala gana mientras el sale de la ducha cubriendo su perfecto cuerpo con una bata de baño, maldigo por lo bajo. Debí haber puesto más empeño y a lo mejor podríamos haber echado un polvo antes de irme.

Enjuago mi cuerpo en tiempo récord y salgo de la ducha encontrándome con Evan vestido, de pie abotonando su manga. Observo su aspecto glorioso y deslumbrante por unos segundos que me parecen eternos hasta que me doy cuenta de la hora que es. Tengo que ir a las clases y se me hizo muy tarde. 

Camino de un lado a otro vistiéndome con rapidez con la mirada de Evan sobre mi todo el tiempo, me mira divertido mientras embullo mis piernas en unos jeans rasgados.

─¿Que miras? ─pregunto con una pequeña risita.

─Lo hermosa que eres ─bromea con una carcajada sonora.

Mi adorable padrastro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora