27. Felicidades

117 5 1
                                    

Natalie.

Por fin, después de días de larga angustia por fin llegaron las calificaciones. Bajo las escaleras con los nervios en punta, Evan se encuentra en el piso de abajo arreglando temas de la empresa. A decir verdad no lo he visto demasiado estos días debido a Guilio y sus repetidos intentos de quitarle su empresa, siempre se pasa el tiempo trabajando mientras que por las noches es mío, solo mío.

─¡Cariño! ─lo llamo mientras camino rápidamente hacia el.

─¿Que pasa? ¿Estás bien? ─pregunta levantándose de su asiento, preocupado.

─Llegaron ─susurro temblando.

─Todo estará bien nena, ábrelo.

Miro el sobre con nervios, me remuevo inquieta hasta que finalmente Evan se acerca y me arrebata el sobre con poca paciencia. Lo abre en un dos por tres y comienza a leer, lo miro inquieta y cuando su entrecejo se frunce mi preocupación se va por las nubes.

¿No aprobé?

¿No es suficiente para Harvard?

─¿Que pasa?

─Nena, esto es...

─Perdón cariño, debí esforzarme más...

─Nena ─toma mis brazos y sonríe─. Esto es magnífico, tus calificaciones son sorprendentes.

─¿De verdad? ─pregunto en un hilo de voz.

─Si ─responde Evan sonriendo, divertido.

La alegría me invade cuando lo tomo de las mejillas y dejo un beso bastante sonoro sobre sus labios, sonrió llena de felicidad y orgullo.

No hay nada mejor que poder decir: lo logré.

─¡Lo hice! ¡Lo logré! ─grito extasiada.

─Así es, nena ─sonríe abrazándome con cariño.

─No lo puedo creer...

─Eres la mejor nena, lograrás muchas cosas más.

─¿Contigo? ─pregunto con una sonrisa tonta, enamorada.

─Por supuesto.

─Bien, me alegro.

Suelta una risita pero entonces se aleja mirándome con una expresión completamente diferente, como si acabara de acordarse de algo y a decir verdad yo también lo pienso al verlo.

¿Que pasa si estoy embarazada?

─Nena...

─Cariño, la prueba dio negativo ─le recuerdo aunque no sé si solo lo digo para que le quede claro a él.

Se gira caminando hasta la cocina dando por terminada la conversación, lo sigo atontada. Lo observo mientras friega algunos trastos hasta que finalmente se seca las manos con una toalla y me mira. No tengo ni idea de que es lo que piensa pero me da tanta curiosidad que no puedo evitar acercarme a él, tomo su mano y entonces pregunto.

─¿Qué pasa? 

─Nada...

─Cariño...

─Desde que la idea de que estuvieras embarazada me rondó por la cabeza no la he podido olvidar, quiero una familia contigo...

─Cariño, yo también pero no ahora ─suspiro y agacho la cabeza─. Tengo muchos planes, quiero estudiar y ser exitosa.

─Y yo quiero que lo seas pero también quiero que un día llegue a casa después del trabajo y te vea en la cocina riendo con algunos niños...

Mi adorable padrastro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora