1. El encuentro.

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Natalie.

Mi vida nunca fue sencilla pero entrar a la universidad era mi salida de todo, mi escapatoria de esta ciudad así que cuando el día de las solicitudes llegó la felicidad me inundó. Por fin me iría y Evan podría continuar con su vida. Él era muy joven cuando se casó con mi madre pero se mantuvo a su lado hasta su último aliento.

Sobre mi padre no recuerdo mucho pero, es lo mejor. 

Mi padre maltrataba a mi madre cuando yo apenas era una cría pero cuando ella se cansó de él ya era demasiado tarde. Un año después de que nos fuéramos de casa mamá comenzó a sentirse mal a diario y unos meses más tarde fue diagnosticada con un cáncer terminal. 

Al morir mamá Evan decidió hacerse cargo de mi y el cariño entre nosotros a aumentado en gran manera aunque nunca lo he llamado padre y pocas personas lo saben. En cuanto a él, nunca ha llevado mujeres a la casa e incluso pide lo mismo de mi, de ahí la regla "No chicos en casa" así que él pobre ha estado solo por mucho tiempo y al irme a la universidad por fin podrá tener una vida.

Deseo irme más que nada en este mundo.

Por él. 

Por nosotros.

Por la paz mental y la felicidad, sin cargas ni obligaciones.

· · ·

Al llegar a casa el olor a comida recién salida llega a mi, la carne huele estupendo y el postre, puedo saber que es de chocolate solo con el aroma.

«Delicioso»

─¡Ey!, has llegado antes ─sonríe mientras relame su dedo lleno de mezcla de harina.

─Ni se te ocurra meter de nuevo ese dedo en la mezcla, Evan ─amenazo acercándome a la barra, a su lado.

─¿Que harás, pequeña? ─se burla mientras toma el tazón con la mezcla listo para ensuciar todo.

─¡Evan! ─chillo acercándome más a él.

Sus risas llenan la cocina mientras intento vanamente alcanzar su mano dado que su altura lo hace invencible para alguien como yo. Mi mochila cae al suelo haciendo estruendo y su risa sube de volumen haciendo que me cruce de brazos molesta.

─Dame el tazón, Evan ─ordeno.

Sus risas disminuyen lentamente y sus ojos me examinan, por un momento parece que me observara de pies a cabeza pero al final solo pone un rostro serio y me da el tazón mientras se gira para lavarse las manos. Sigue cocinando en completo silencio y yo me dedico a comer un poco de la mezcla con una cuchara aunque después de un rato se vuelve hostigosa por lo que la dejo sobre la encimera y levanto mi mochila, tomo asiento y enciendo mi laptop.

─¿Cómo te fue en la escuela? ─pregunta sirviendo la comida en los platos.

─Pues normal, no hubo mucho nuevo dado que ya se acabará el curso.

─¿Exámenes?

─Habrá cuatro, uno es en dos días y los otros aún no nos han dado fechas ─respondo mientras abro la página oficial de la Universidad de Harvard─. Aún quedan tres meses Evan, no te preocupes por la preparatoria te aseguro que saldré excelente en todo.

─Eso espero o Columbia no te aceptará ─suelta logrando que mi pulso se acelere, aún no le he dicho que no quiero ir a esa Universidad.

─Si, claro que no está de más enviar solicitudes a otras universidades ¿cierto? ─pregunto nerviosa.

─Cierto pero Columbia es perfecta, está en la ciudad y podrás seguir aquí si así lo deseas, sino igual podrías venir seguido.

─Harvard es una buena escuela y Boston es hermoso...

Mi adorable padrastro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora