Ava y Theo no tienen nada en común.
Son dos páginas con historias diferentes, dos notas totalmente opuestas y dos estrellas alejadas la una de la otra.
Pero se encontraron el uno al otro y se convirtieron en dos páginas de un mismo libro, en dos no...
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Todo fue un desastre.
En cuanto entró a la Sala de Menesteres, Ava intentó hablar con Harry de lo que Theo le había dicho. Insistió en que deberían cancelar las reuniones por el momento, pero Harry creyó que tener una ultima sesión no haría daño.
Debieron cancelarla.
Umbridge había aparecido, acompañada de toda la Brigada Inquisitorial. Con ella también traían a Cho Chang, que lucía avergonzada y arrepentida.
Por supuesto, todos fueron enviados a sus habitaciones, mientras que Harry fue llevado al despacho de Dumbledore. Umbridge ni siquiera necesitaba prestar atención a quien estaba ahí, habían encontrado la lista con los miembros de todos los integrantes de E.D.
Al día siguiente se enteraron de que Dumbledore había escapado, tomando toda la responsabilidad del E.D. Mientras tanto, ellos no se salvarían del castigo. Umbridge, quien había sido nombrada directora, los citó a todos durante la tarde.
Se sentaron en filas, mientras ella los observaba con una sonrisa. Aquella sonrisa que ya se había vuelto detestable. Les dio a todos plumas especiales y los mandó a escribir.
Le tomó unos segundos a Ava sentir el dolor en su mano.
Inmediatamente levantó la mirada hacia Lisa, quien ya la estaba mirando. Ambas tenían la misma expresión de horror. Umbridge estaba usando un castigo arcaico y barbárico, pero ya no había forma de que pudieran hacer algo contra ella.
Una hora más tarde, cuando ya a todos les corrían las gotas de sangre por la mano, Umbridge les permitió marcharse a sus habitaciones.
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―¿En qué momento todo se volvió un desastre? ―preguntó Lisa mientras Ava vendaba su mano.
―Quizá las cosas hubieran sido mejor si nunca hubiéramos ido a esa reunión en primer lugar ―murmuró Ava, terminando de vendar a su amiga.
―Ya no hay nada que podamos hacer, al menos aprendimos algunos buenos hechizos. Eso nos ayudará para los TIMOS.
―No hablemos de los TIMOS que me da dolor de cabeza.
Luego fue el turno de Lisa de vendar a Ava. Al igual que su amiga, Avalyn no se quejó mientras Lisa limpiaba su herida y luego la vendaba.
―¿Sabes que creo que deberías hacer? ―preguntó Lisa una vez terminó.
