Ava y Theo no tienen nada en común.
Son dos páginas con historias diferentes, dos notas totalmente opuestas y dos estrellas alejadas la una de la otra.
Pero se encontraron el uno al otro y se convirtieron en dos páginas de un mismo libro, en dos no...
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Cuando Theodore llegó a la Torre de Astronomía, Ava ya llevaba un largo tiempo ahí.
Se encontraba sentada en el balcón, abrazando sus piernas. El ambiente estaba algo frío, así que tenía una bufanda rodeando su cuello. La bufanda que Theo le había pasado aquel día que se arruinó todo.
En un principio ella no notó que él se encontraba ahí y Theo aprovechó para observarla. Había pasado tanto tiempo sin permitirse mirarla, que se sintió como volver a respirar luego de estar mucho tiempo bajo el agua. Se veía simplemente hermosa, con su cabello rubio cayendo sobre sus hombros y la luz de la luna iluminando su rostro.
No estaba seguro de cuánto tiempo se quedó ahí mirándola, pero se obligó a reaccionar. Carraspeó, llamando la atención de Ava.
Al escucharlo inmediatamente ella levantó la mirada y una sonrisa se posó en sus labios al verlo.
―Viniste.
Theo asintió y metió sus manos en sus bolsillos. En el bolsillo interior de su chaqueta había guardado el cuaderno de Ava, quería tenerlo cerca de él.
Lo estuvo pensando durante todas esas horas y llegó a la conclusión de que su enojo era estúpido. Ava jamás le dijo que sentía algo por él que fuera más allá de la amistad, no podía enojarse con ella por no corresponder sus sentimientos y querer estar con alguien más. Desde un principio habían sido amigos y no quería que eso se acabara.
Aun así, aquel cuaderno lo confundía. Le daba esperanzas de que tal vez, solo tal vez, ella se sintiera de la misma manera que él.
―Vine a disculparme ―dijo Theo, sin atreverse a mirarla.
―¿A disculparte?
―Te ignoré durante todo este tiempo sin razón. Fui un imbécil y me disculpo por eso, si estás con Potter es asunto tuyo, no mío.
―Pero Theo, yo no...
―Espero que puedas perdonarme por la forma tan inmadura en la que me comporté y podamos seguir siendo amigos.
Ava frunció el ceño, en parte molesta porque Theo no la dejaba hablar y en parte por lo que él acababa de decir.
―¿Eso quieres que seamos? ¿Amigos?
―Es lo que siempre hemos sido ¿no?
Ava sintió como su pecho se llenaba de furia. Ella no quería ser solo su amiga, ella quería mucho más que eso. Quería poder abrazarlo frente a todos, sin importar lo que pudieran decir. Quería sentir sus brazos rodeándola, de aquella forma que la hacía sentir segura. Quería poder besarlo de la forma que tantas veces había imaginado, enredando sus dedos en su cabello y pegando su cuerpo al suyo.
