Capítulo IX. Visión

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La vida en Tenochtitlán estaba llena de armonía, cada persona tiene un trabajo importante, todos son imprescindibles, porque son una comunidad.

Las y los omegas estaban reunidos en la plaza del templo, realizaban todo tipo de tareas culinarias, algunos molían el maíz en los metates para preparar tortillas, otros molían chiles y cocían verduras para los guisados, otros tantos se encargaban de enredar hierbas y ramas para crear collares que adornarían con flores de cempaxúchitl y colocarían en las mazorcas encima de las vestimentas, creaban coronas que usarían todas las personas en la ceremonia.

Los alfas cortaban y araban la tierra recogiendo las cosechas de maíz y otras verduras y legumbres que guardarían para poder alimentar al pueblo hasta la próxima cosecha. Los niños ayudaban en las tareas que se les indicaba y el ejército se encargaba de resguardar la seguridad de todos.

Al llegar el medio día Namjoon y Taehyung se prepararon para asistir al templo de los dioses de las cosechas para agradecer junto a su pueblo por los recursos brindados durante esa época, a los dioses de las lluvias por haber brindado el agua necesaria que hizo retoñar y crecer sus plantas, al dios del sol por haber fortalecido sus siembras, y a los dioses de la tierra por haber permitido que las semillas sembradas en sus entrañas crecieran y florecieran en abundancia.

Al llegar al templo los omegas colocaron las coronas de tonalidades naranjas sobre las cabezas del tlatoani y el sacerdote, así como en las cabelleras del resto de omegas que les acompañaban.

Taehyung miró al cielo por un momento, deseando con su corazón que su madre estuviera presente en la primer ceremonia de las cosechas que dirigía, pero sabiendo que pronto sería posible realizarla con ella a su lado, y que en el lugar en el que permanece se siente orgullosa del gran gobernante en el que se ha convertido.

Caminó junto a Namjoon hacia el círculo formado por flores y follaje, en el centro se encontraban los elotes adornados con collares y prendas creadas para la ceremonia. Encendieron el incienso de los cuencos que tenían enfrente, el resto de la gente prendió fuego a sus antorchas y de esa manera dieron inicio a la ceremonia.

La música comenzó a sonar y las personas repetían al compás la oración que el tlatoani enunciaba con fervor. Se movían con pasos lentos y seguros, y el sacerdote caminaba entre la gente bañándolos con el humo del incienso, purificando sus cuerpos y mentes.

Al cabo de algunos minutos el tlatoani se acercó con agua, cacao, tortillas y frijoles con salsa a los elotes que se encontraban en el centro, con cuidado colocó los alimentos y bebidas junto a ellos y con una reverencia le brindó a cada uno la ofrenda. Les dio de beber y comer y finalmente se alejó. El ritmo de la música aumentó la velocidad, provocando que el baile se volviera más movido.

Cuando las personas se encontraban en lo que parecía un frenesí, Taehyung tomó al prisionero que los guardias llevaban consigo y en un movimiento rápido cortó su cuello salpicando la sangre ajena en el círculo y dejando que el río se dirijiera por las canaletas hacia las imágenes de los dioses. Con un corte preciso abrió su tórax y rápido sacó el corazón, elevándolo hacia el sol para después colocarlo en medio de las mazorcas.

Salió del círculo y continuó bailando con las personas a su alrededor, algunos lo hacían a solas y otros se tomaban de las manos. Se dirigió al omega, tomó su mano y se sumergieron en una burbuja que parecía contenerlos sólo a ellos.

Poco a poco la música comenzó a descender, el baile cesó, las personas se sentaron en el suelo en un círculo en espera de las palabras de su tlatoani. Éste se dirigió al centro del círculo formado, junto a los elotes, aún tomado de la mano del omega a quien llevó consigo.

-Hoy hemos agradecido a nuestros dioses por la bendición que nos brindaron en nuestras cosechas, gracias a su benevolencia podremos alimentarnos durante un ciclo más. Ahora, es turno de que los viejos y los jóvenes intercambien sus atados para sellar nuestro agradecimiento y pedir por una nueva siembra próspera.

Flor de JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora