El ambiente es frío, sus pies pueden sentir la humedad de la tierra colarse por sus poros hasta ser absorbida por los músculos y terminar en los huesos que día a día se debilitan más. Es increíble que aún tenga la fuerza para seguir caminando.
El aire sopla frío, mueve su larga y negra cabellera suelta que antes llevaba en una trenza, inhala y exhala para intentar expulsar el frío de su cuerpo y encontrar calidez en el pecho, pero es inútil, el invierno está en su máximo punto, además, la nieve que cubre la parte más alta de la montaña no cesa, no le da tregua ni un segundo.
Pero está bien, eso piensa, es una forma de castigarse por haber dejado entrar en su vida y en su corazón a quien siempre supo traidora. El llanto ha parado, ya no queda una lágrima más que derramar, siente el vacío en el pecho por la ausencia de respuesta a los lamentos de su lobo, siente el vacío en el alma por la falta de la otra parte de su lazo.
Los árboles tienen sus hojas caídas, sus ramas están tristes, cubiertas de blanca materia que se mantendrá así hasta que la primavera traiga consigo el renacer de toda la vida. Intenta cubrirse con el material que encuentra, pero es insuficiente.
Después de pasar días vagando por los ocres prados de su amada tierra, emprendió camino en busca de consuelo o de una respuesta de los dioses, pero sus plegarias no han sido escuchadas. Intenta llamar a su sangre, a su hermano, su único consuelo para el dolor que la aqueja, pero no hay respuesta, es como si realmente hubiera desaparecido de este plano terrenal, sin embargo, su corazón no pierde la esperanza, algo dentro mantiene viva la llama que le hace saber que no todo está perdido, que su hermano sigue aquí, en algún lugar, y que tienen una misión más que cumplir juntos.
Sigue su camino en busca de un refugio, pues el aire comienza a correr con mayor velocidad, el nivel de la nieve aumenta y los árboles se esconden para no ser lastimados por la furia de la madre naturaleza.
Pretende correr pero sus piernas ya no responden, ni siquiera puede sentirlas, de un paso más hacia lo que parece un enorme árbol con un hueco, perfecto para protegerse, pero al llegar se encuentra con una imagen que hiela mucho más su cuerpo, un hermoso lobo del cual conoce el pelaje mejor que a nada.
-Ho... Hoseok- dice con amargura, una sola lágrima logra salir de su ojo izquierdo y se queda congelada en el proceso de caída sobre su mejilla.
Se arrodilla como puede y abraza al cuerpo, en el que aún se percibe un atisbo de calidez, se cubre a ambos con la delgada sábana de manta y cierra los ojos, con la esperanza de que no haya un nuevo día, de que no tenga que seguir sintiendo aquel desasosiego que la consume con lentitud.
No logró observar como el viento dejó de soplar con fuerza, ni como los rayos del sol se fueron ocultando entre las nubes y ante la inminente llegada de la obscuridad que es acompañada por el manto estelar y la luz de la luna que resplandece solitaria.
Pero un nuevo día llegó, el calor del sol golpeó directo en su rostro, logrando traspasar la blanquizca tela que la cubría, y el lobo con el que se acurrucó para conservar el calor ya no estaba, a su lado en cambio se encontraba un desnudo y delgado cuerpo pálido, herido y lastimado.
Abrió los ojos, el dolor de su pecho seguía ahí, pero una mínima sensación de confort llegó a su corazón, pues por fin había encontrado a su hermano. Se abrazó a aquel cuerpo y pudo sentir una leve respiración en su cuello, señal de que aún está vivo y lucha con todas las fuerzas disponibles por mantenerse así.
Se levantó como le fue posible y dejó que su lobo se encargara por ella, cediéndole todo el control. El enorme animal negro corrió, primero en busca de agua, esquivando las piedras, ramas y troncos tirados.
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Flor de Jade
FanfictionTaehyung es un alfa a punto de asumir el cargo de Huey Tlatoani, Jungkook es el guerrero más fuerte que haya conocido, pero es un prisionero de guerra. ¿Qué pasaría si el Tlatoani decide desobedecer las reglas? Sólo el Sol sabe el destino de ambos. ...