𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟒𝟐

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❏ 𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔

Sábado por la mañana

A 2 kilómetros de la escuela Atisbar

Un Sábado por la mañana era la oportunidad perfecta para que aquel equipo conformado de asesinos pudiera salir a entrenar y recorrer la ciudad. Aunque para todas las demás personas que no tenían el mismo entrenamiento, era hora de dormir y descansar después de una semana entera trabajando sin parar.

Todas las mañanas de los fines de semana se levantan temprano, cerca de las cuatro o cinco de la mañana para salir a correr por la ciudad, trazando cada uno su ruta y saliendo a máxima velocidad. Al volver, comen algo pequeño para poder recargar un poco de energía, empezando con el combate cuerpo a cuerpo y el entrenamiento físico; tal vez podía sonar similar, haciendo que muchos piensen que es lo mismo, pero eran dos cosas completamente distintas para aquel equipo profesionalmente entrenado. El combate cuerpo a cuerpo es un entrenamiento de pelea para prepararlos ante cualquier caso, no hay piedad. Mientras que el entrenamiento físico consiste en hacer toda clase de ejercicios para fortalecer la fuerza y resistencia de tu cuerpo, este incluye todos los ejercicios comunes que se conocen y más.

Aunque eso no es suficiente para ellos, pues después de dos horas de entrenamiento pasan a la práctica con armas, ya sean blancas como navajas, cuchillos, estrellas y demás, o también de fuego, mezclando siempre la tecnología, ciencia y sus habilidades. Al final, cuando uno de ellos haya dado en el blanco con cada arma que tienen, deja todo en su lugar y se va a bañar para poder preparar algo de comer para el resto del equipo.

Eso les toma toda la mañana, así que están a punto de ser las doce de la tarde. Aún tienen tiempo de sobra para comer y hacer algunas cosas que tienen pendientes, justo antes de que llegue aquel grupo de amigos.

Alexa, una vez finalizó aquel entrenamiento, fue a tomar una ducha de 15 minutos, disfrutando de ella pues le ha sido difícil afrontar el hecho de que siempre tiene pesadillas, que siempre recuerda momentos traumantes y, a parte, tiene que vigilar a un grupo de amigos a los cuales les gusta mucho el drama, por lo que sus acciones no son de mucha ayuda para evitar que Henrik los encuentre.

Todo junto, esto provoca que ella se estrese y se ponga de mal humor fácilmente, lo que se le hace más difícil liderar al equipo, aunque no tanto como cuando apenas estaba iniciando en ello. Pero los momentos de descanso que tiene con su novio también le ayudan mucho para poder evitar que Thorne salga gracias al estrés acumulado.

Alexa sigue en la ducha, relajada, con el agua cayéndole en la cara para deslizarse por el resto de su cuerpo usando su cuello como conducto de dirección. Sin embargo, el sonido de la puerta abriéndose provoca que se alerte y ponga más de la acostumbrada atención.

--Alex, ¿estás bien? --preguntó Poor desde la puerta, un poco intranquilo por el tiempo irregular que le ha dedicado esta vez a su baño.

--Sí --asintió ella--, sí, estoy bien --contestó más calmada cerrando la llave de la regadera para sacar la mano por la puerta corrediza de vidrio para tomar su toalla--. Ahora salgo --informó empezando a secar su cuerpo con la tela gris.

--Entendido, te esperamos en el comedor --comunicó el rubio cerrando la puerta y alejándose de la habitación.

Al cabo de unos minutos, Alexa bajó a comer junto con su equipo para detallar el plan que ella trama para poder hablar con aquel extraño grupo de amigos. Al final, la líder yendo a su habitación para cambiarse la ropa por un traje de baño y su toalla; dejando la última en una mesa cerca de la piscina que ellos poseen, oculta de las demás personas curiosas por su vida oculta y misteriosa. Se metió a la piscina llamando la atención de Omar.

No le dijo nada, sólo supuso que se le estaban complicando las cosas, y tenían razón.

Pero una mirada curiosa provoco que mirara a su derecha mostrando una seriedad sorprendente, notando a una señora viendo por arriba de la baranda que separa los patios de ambas casas.

--Buenos días, vecino --lo saludó la señora con una sonrisa y aferrándose con fuerza a la madera.

--Buenos días, señora Jhonson --contestó el castaño.

--¿Cómo va todo? --cuestionó la mujer tratando de averiguar más acerca de su vida secreta.

--Bien --respondió igual de serio, cuidando de su hermana--. Ya he visto con las cámaras de vigilancia que espía nuestra casa incluso cuando hacemos cosas confidenciales, señora Jhonson --comunicó haciendo que la señora borre su sonrisa--. Le sugiero que deje de espiar propiedad privada si no quiere problemas y que llame a la policía --informó haciendo que ella asienta con la cabeza y se aleje de la cerca.

Mientras tanto, Alexa se encuentra en el fondo de la piscina, recostada con los ojos cerrados tratando de no ahogarse con la gran cantidad de agua que la rodea. Sólo puede escuchar el agua moverse a su alrededor sin provocarle controversias en los tímpanos.

Aunque, al cabo de unos minutos más, el timbre de la casa resonó por toda ella dando a entender que ya había llegado aquel grupo, por lo que el más pequeño de todos abrió la puerta recibiéndolos con una sonrisa mezclada entre amabilidad, burla y maldad. Pero eso no evitó que Omar viera una irregularidad en el agua.

Ya que Alexa alcanzó a percibir el sonido del timbre aún estando debajo del agua, y esto le provocó que recordara otro momento traumante más del pasado, torturándola. Como si este hubiera disfrutado de tantos años de tortura y, ahora, quiere revivir aquellos momentos como si fuera su droga. Y es que la mente de Alexa se remontó al pasado en que le estaban enseñando a poder escapar de cualquier trampa que le pudieran plantear.

Los timbrazos, idénticos al de la casa, se escuchan repetidas veces junto a una gran y luminosa luz roja que alumbra todo, al igual que la voz de un hombre que no se podía distinguir del todo bien de quién era. Mientras que Alexa estaba en un tanque lleno de agua con una gran pesa atada a su tobillo con una cadena, impidiendo por completo su liberación. Estaba a punto de ahogarse.

--Quiero que permanezca en ese tanque el tiempo suficiente --exclamó Henrik con una gran molestia, provocando que una gruesa vena se marque en su cuello--. Después suelten las pirañas --ordenó a los científicos sentados frente a él--. Debe aprender a dar suficiente miedo como para que hasta los animales quieran escapar de ella y evitar que las pirañas la coman --añadió recibiendo un asentimiento de aquellos hombres con batas blancas sobre sus cuerpos, mientras vigilan a Alexa.

Aunque para ella era peor y ahora tenía más miedo que antes porque pudo leer los labios de Henrik y saber de lo que hablaba. Ahora no sólo estaba a nada de ser ahogada, sino también de morir devorada por pirañas.

Trató de liberarse jalando de la cadena para romperla y lograr salir, pero al no poder, pensó en la posibilidad de que podría hacer suficiente fuerza para lograr salir cargando la cadena; sin embargo, poco a poco fue viendo el agua pintarse de rojo mientras pequeñas burbujas del mismo color flotan hacia la superficie, se veía hermoso. Aunque el dolor en su pierna la obligó a mirar hacia esa dirección, notando a las pirañas sueltas, comenzando a comerla viva.

Trató de escapar, pero más pirañas libres la obligaron a detenerse. La habían comido por completo, preocupando a Alexander por lo que acaba de hacer, viendo el agua completamente pintada de rojo por la sangre, sin poder divisar las pirañas ni a su sobrina.

Ahora sí había sido demasiado, hasta para él.

Ahora sí había sido demasiado, hasta para él

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Los 7 experimentos exitosos (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora