El chico del bar

10 2 2
                                    

Estaba en el local con Elia, después de la pelea con mi madre quise desconectar y me fui. Yo llevaba un top negro que dejaba un escote de triangulo muy bonito y una falda corta y negra a conjunto con el top, Elia iba con otro de sus vestidos preciosos, esta vez llevaba uno de brillos, corto y con un escote corazón. Estuvimos un rato bailando, Elia bebió, como de costumbre y un chico se le acercó estuvieron hablando y decidimos irnos, yo me fui por mi camino y ellos se fueron juntos, no me gustaba dejar sola a Elia y menos borracha pero me había insistido tanto que al final tuve que aceptar. Me fui caminando ya que no llevaba dinero suficiente para un taxi. 

Había un bar bastante lleno y decidí entrar para pedir una cerveza, me había quedado con las ganas de una y como habían dicho de irse no me la pude beber. Estaba en la barra cuando vi a un grupo de hombres, uno de ellos parecía de mi edad, era de pelo castaño, ojos marrones, la nariz era muy bonita y llevaba el pelo revuelto, el flequillo le llegaba a los ojos pero no le tapaba la vista, llevaba una camiseta ancha blanca y un pantalon vaquero ancho de color azul claro. 

La verdad que era muy atractivo, tenía una mirada en la que podría perderme facilmente.

Cuando me miró me dio un vuelco el corazón. Me acabé la cerveza y cuando me iba a ir me sostuvo la mirada, era muy guapo y sus ojos marrones brillaban. Salí del bar y me dirigí a casa de mis padres. A mitad del camino vi a un grupo de chicos creo que esos estaban en el local de antes y habían mirado raro a Elia y a mí. Pasé rápido pero cuando me había dado cuenta me cogieron entre tres y aunque intenté hacer que me soltaran no podía.

- ¡Socorro! -Estaba chillando lo máximo que podía pero no servía de nada, nadie venía.

- Que bonito te queda este vestido eh niña - Me susurraba.

Me intenté escabullir, le di un golpe en la nariz pero solo sirvió para que me agarraran más fuerte. De repente noté como me soltaban de golpe, yo estaba llorando, tenía todo el rimel corrido por las mejillas, intenté enfocar lo que estaba pasando y vi al chico del bar pegándose a puñetazos con los tres que me sujetaban.

LO QUE NO LLEGAMOS A SERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora