capítulo 11: good old friends

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Clara Horner

Al final, Lando no se quedó conmigo toda la noche, aunque estaba empeñado en no dejarme sola. Tampoco le permití quedarse, puesto que sabía que se moría por salir de fiesta. Agradecía la compañía, especialmente de alguien que entendía la situación, ya que en ningún momento me agobió o lo tuve muy encima, siempre respetó mi espacio y mis necesidades.

Pero, él siempre era el alma de la fiesta (aunque yo recientemente me había unido a él en eso y habíamos formado un dúo) y yo no podía quitarle eso, sobretodo notando lo mucho que deseaba salir, así que tras una cena bastante rápida y con muchas más calorías de las que el probablemente tenía permitidas, le dejé ir. Bueno, prácticamente le obligué, el pobre se sentía culpable. Tenía un corazón demasiado bueno. Yo me quedé recogiendo todo cuando recordé la razón por la que estaba ahí: Max.

Mierda, había estado con él todos estos días y no le había ni felicitado por su victoria. Me apresuré a coger el móvil, buscando su chat. Ojalá decir que no me desilusioné al verlo prácticamente vacío, sin mensajes desde hace horas. Intenté no darle importancia mientras escribía un mensaje, en el cual tardé más en escribirlo de lo que me gustaría admitir en voz alta.

Todo me parecía demasiado cursi, demasiado borde, o demasiado intenso, así que me acabé decantando por un mensaje simple.

También me quedé más tiempo del planeado en el chat, esperando a que él me contestara y pudiésemos seguir hablando, pero nada

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También me quedé más tiempo del planeado en el chat, esperando a que él me contestara y pudiésemos seguir hablando, pero nada. No recibí nada.

Sacudí mi cabeza como si eso pudiese aliviar mi leve decepción (por razones obvias, no funcionó). Tras casi veinte minutos, me decidí a hacer otra cosa, y algo iluminó mi mente.

Busqué en el fondo se mi maleta lo único que guardaba con especial cariño y cuidado en la maleta: mi libreta.

Como ya sabréis, mi vocación nunca fue la ingeniería, mucho menos nada relacionado con el mundo del motor, el cual realmente solamente me interesa cuando se trata de ganar dinero en apuestas ilegales.

Sin embargo, si tuviera que elegir algo que me apasionase, eso sería la música. Siempre ha estado presente en mi vida, desde los viejos CDs del grupo de mi madre que estaban esparcidos por casa, hasta mi amplia biblioteca de Spotify.

No sabía tocar instrumentos, mucho menos cantar, pero escribir siempre había sido un don. Desde los pequeños recitales de poesía en primaria hasta la literatura contemporánea. Aprendí a cantar con vídeos de YouTube, y a tocar una vieja guitarra de mamá de la misma forma.

Era mi forma de exteriorizar mis sentimientos, y pensé que mis padres lo entenderían. Después de todo, venía de una familia en la que la música siempre estaba presente.

Sin embargo, Christian me destrozó con rapidez la ilusión, deshaciéndose de esa guitarra y aumentándome las horas "lectivas" con Helmut junto con una buena reprimenda con gritos que a mí yo de la infancia, le habían parecido terriblemente altos.

out of control | max verstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora