Max Verstappen
Sabía que nada iba a salir bien en el momento en el que esa cabeza de pelo rojo se metió en mi habitación. Su aura solamente gritaba problemas, y vaya si los traía.
Su imagen online estaba totalmente limpia (no admitiré en voz alta que la he buscado), incluso parecía que Christian nunca había tenido una hija, más allá de las cinco o seis fotos que encontré, en las que Clara parecía tener no más de diez años.
Y entendía porqué quería mantenerla en secreto. La niñata era un puto desastre. La conocí escapando de un guardaespaldas, después descubrí que tenía por costumbre desmadrarse en exceso gracias a su conversación con Lewis, incluso no me llevó mucho tiempo para descubrir con Oscar, el más cercano a su edad en la parrilla, que sus fiestas y reputación eran legendarias.
Alcohol, drogas, sexo, carreras ilegales, la chica no tenía fin con la lista de acciones cuestionables. Parecía un estereotipo sacado de una película estadounidense muy mala de las que no duras más de veinte minutos viendo.
Aunque problemas no era lo único que transmitía. La chica era lista y audaz, una combinación peligrosa. Tanto, que no le costó camelarse de forma muy obvia a uno de los ingenieros de Checo al acabar la clasificación del sábado para volverse a escapar.
Era peligrosa, pero para colmo estaba jodidamente buena. Incluso podría llegar a gustarme si no abriese la boca. Su cuerpo no era de modelo ni mucho menos, incluso algunos dirían que tiene algo de peso de más para serlo.
Sin embargo, eso la hacía más caliente. Con la cantidad de carne ideal en cada sitio, con piernas voluptuosas y caderas anchas, acompañadas de una cintura marcada pero no de manera exagerada, sino natural.
Ella era el jodido diablo vestido de Prada, y lo sabía, porque aparte de tener unas proporciones sumamente atractivas, sabía bien cómo usarlas. Acentuarlas con su ropa le resultaba natural, y había visto cómo usaba sus encantos en primera persona.
Cuatro minutos fue todo lo que necesitó para que el pobre chico del equipo del mexicano le dejase las llaves de su coche (sí, lo sé porque había un reloj en una pared cercana cuando lo vi) prometiendo que le volvería a llamar. Yo estaba seguro de que no lo haría.
Comprendía la razón por la que Horner había decidido ponerle un guardaespaldas, la pelirroja era fuego. Y el pobre Rhys se estaba quemando, porque tan pronto notó su ausencia salió prácticamente corriendo a buscarla.
Me daba igual, la chica no era mi problema. O eso pensaba.
Algo en mi cerebro hizo click.
No había conseguido gran cantidad de información de ella, pero lo que sí sabía era que, desde luego, se trataba de una persona rencorosa. Tal vez sabía algo de coches, lo justo para ser hija de quien era, y mi monoplaza había empeorado considerablemente.
Además, no había que ser un genio para saber que ella y su padre tenían una relación... Tensa, cuanto menos. La chica no le hacía mucho caso, y Christian intentaba dominarla a base de autoridad, cosa que claramente, no funcionaba.
Había encontrado su venganza fácil en mí, estaba seguro. Incluso si ella me había dicho a la cara que no sabía de que le hablaba, junto a otras muchas cosas. Diga lo que diga, soy el mejor. Y lo soy porque creo que soy el mejor. Sin esa mentalidad, no tiene sentido estar aquí.
El DNF de la carrera solo confirmaba mis sospechas. Algo había pasado con el bólido, incluso si mis mecánicos e ingenieros no veían nada. Lo sabía. Incluso si Clara se veía desinteresada y a punto de dormirse en una esquina del garaje, tenía que ser ella.
ESTÁS LEYENDO
out of control | max verstappen
FanfictionDónde Clara Horner siempre fue la hija modelo, la primogénita, la niña de papá, educada, recatada, correcta... Hasta que dejó de serlo. Dónde Christian Horner se ve obligado a llevar a su hija consigo porque su mujer no podía lidiar con ella más. ...