capítulo 18: jailed

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Max Verstappen

Después de varias vueltas alrededor de las calles a las afueras de Silverstone, conseguimos encontrar a ese tío. O más bien lo hizo Luke, porque yo seguía hecho un lío con mis propios pensamientos, asimilando todo lo que había pasado en las últimas horas. Clara, carreras ilegales, pelea, dinero, policía, pelo rojo, vestido corto, piernas largas, curvas de infarto...

—Ya lo tengo. ¿Dónde tienes tu coche?—La voz del chico que hasta ahora me había acompañado me sacó de mi ensoñación.

—¿Qué?

—Tengo el dinero, y no sé si te acuerdas de Clara, ya sabes, pelo teñido, bajita... Tal vez deberíamos sacarla del calabozo y esas cosas...—Su tono era irónico pero yo sólo podía pensar en una cosa.

—¿Calabozo?—Preocupado era poco, sólo podía imaginarme miles de escenarios en mi cabeza sobre esa palabra y ninguno era agradable.

—¿Qué creías? ¿Que la tendrían como una princesa?—Su calma me ponía nervioso. Me enfadaba, de cierta forma, incluso.

Era su amiga, supuestamente. ¿Por qué estoy yo más inquieto que él? Además, se supone que nos odiamos. Ella es la causante de que mi carrera y mi campeonato esté jodido y al parecer también una delincuente, que su increíble capacidad de contestar a mis palabras hirientes me parezca jodidamente atractiva y que tenga un cuerpo espectacular no invalida eso.

¿No?

Sin decir más palabras y aún preso de cierto desasosiego al pensar en el lugar en el que se encontraba la pelirroja me monté en el coche, acompañado del chico, y conduje con sus indicaciones.

Gracias a Dios no tardamos mucho en llegar, y al hacerlo... Pude entender porqué mi acompañante estaba tan tranquilo. Allí estaba ella, en una celda, sentada en un banco de metal, con la puerta arrimada y un agente enfrente de ella... ¿Jugando a las cartas?

—Vamos, Harry, puedes hacerlo mejor.—Habló con una sonrisa socarrona, demasiado sexy para lo apretado de mis pantalones.

—Estoy seguro de que haces trampas, preciosa, es imposible que tengas tanta suerte al póker.—El policía parecía tener fácilmente cuarenta años, y el hecho de verlo tan cómodo ligando descaradamente con una niña de veinte, me revolvió el estómago, pero no tanto como ver que ella lo seguía.

—Bueno, probablemente lo descubrirías si dejases de verme las tetas durante cinco minutos...—Rió, aunque no me pareció que realmente le hiciese gracia.—Escalera de color, yo gano.—Posó las cartas sobre la mesa, y mis ojos pudieron comprobar que lo que decía era cierto, ¿es que había algo que esa chica no pudiese hacer?

—Clara.—Mi voz resonó en la comisaría, haciendo que los allí presentes se girasen a verme, y ella parecía... ¿Aliviada?

—Parece que ya vienen a buscarte, preciosa, es una pena, porque me estaba divirtiendo contigo.—La pelirroja no dijo nada mientras el hombre se levantaba y salía hacia la entrada, donde estaba el mostrador. acercándose a nosotros.—Después de que la chiquilla me haya desplumado, os quedan unos... Treinta mil por pagar, si la queréis fuera hoy. Cuarenta, si queréis el coche de vuelta también...—Esta vez se dirigía a nosotros, ya que la pequeña Horner estaba en la otra punta recogiendo sus escasas pertenencias.—Aunque... Podría rebajaros algo si ella accediera a hacerme un pequeño favor, ya me entendéis...

Sentí mi sangre hervir mientras miraba al oficial, quien ni siquiera parecía estar bromeando. No le di tiempo a Luke de reaccionar cuando metí mi mano en el bolsillo, cogiendo el pedazo de plástico negro que conocía a la perfección.

out of control | max verstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora