Parte dieciocho

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Kohaku miró horrorizada a Mozu, antes de girar su vista a Senku, que estaba obviamente muy confundido.

—Vaya, se ve muy sorprendido, sí que lograste engañarlo —continuó hablando Mozu, riendo burlonamente, con sus ojos fijos en Senku—. Oh... ¿de verdad creíste que ella se iba a fijar en ti por tu aspecto flacucho y falta de hombría? ¿Eso pensaste? Aw.

Finalmente, al escucharlo decir esas cosas tan despreciables, Kohaku halló su voz, se puso de pie y lo empujó con fuerza.

—¡Cierra la boca, Mozu!

—¿Pero es que acaso dije alguna mentira? —Rio más fuerte—. Deberías estar feliz, Kohaku, no he logrado besar a Homura, así que tú ganas, ¡me venciste en esta guerra de encanto!

—¡¿Qué diablos estás diciendo?! ¡¿Has perdido la cabeza?! ¡¿Por qué demonios siquiera estás aquí?!

—Imaginé que ya estabas a punto de ganar la apuesta, así que quise venir a preguntarte si ya lograste seducirlo lo suficiente, y me encuentro con que ya lograste ganar nuestra apuesta, así que claro que estoy impresionado, felicitaciones. —El bastardo tuvo la osadía de aplaudirle con una sonrisa que decía claramente que sabía lo mucho que la estaba arruinando con Senku.

—C-cállate, ¡s-sabes que yo... sabes que...! —"No me importa la apuesta, ya no", eso quiso decir, pero por alguna razón no le salieron las palabras.

—¿Vas a decirme que estoy mintiendo? —Mozu la miró con burla—. Anda, dile que lo que dije es mentira, niega que apostaste conmigo que podrías conquistarlo antes de que yo conquistara a Homura, aunque no te serviría de mucho, porque ya ganaste. —Volvió a aplaudir con completa sorna.

Kohaku volteó hacia Senku, completamente muda, mientras que él ahora la miraba con las cejas juntas, mirándola como si estuviera tratando de descifrar algo.

—Se nota que no se lo esperaba —volvió a hablar Mozu, obviamente complacido por la reacción que estaba obteniendo de ambos—. No me digas... ¿en verdad creíste que ella se enamoró de ti? Por favor, mírala... y mírate. —Volvió a reír, mirando con burla a Senku, que volteó a verlo con el rostro en blanco, sus labios apretados en una fina línea—. Ni siquiera se te podría llamar un hombre real, debe verte como un niñito lastimero, y ni siquiera eres tan inteligente como todos dicen, porque caíste en sus truquitos, caíste en sus mentiras y...

—¡Te dije que te calles! —Kohaku volvió a empujarlo, esta vez mucho más fuerte, atrayendo miradas de todos los que estaban en la cafetería—. ¡No te atrevas a hablar así de él! ¡Tú no sabes nada!

—Sé que si no fuera por la apuesta, y porque yo fui el que te retó a seducir a Ishigami, nunca te habrías acercado a él... ¿o lo vas a negar?

Kohaku tensó la mandíbula.

—¡Lárgate, Mozu! —Volvió a empujarlo, conteniendo sus ganas de lanzarse a iniciar una pelea con él.

—Muy bien... —Mozu miró de reojo a Senku y volvió a sonreír complacido—. Volveré a felicitarte por ganar la apuesta algún otro día, y todavía podemos tener una cita ya que ya no tienes que continuar fingiendo interés por el flacucho. —Rio, guiñándole un ojo antes de finalmente dar la vuelta y marcharse.

Kohaku apretó los puños, respirando agitadamente mientras lo veía irse, antes de bajar la mirada y luchar por normalizar su respiración, intentando juntar el valor para volver su mirada hacia Senku.

Sentía sus ojos arder y un miedo paralizante llenarla, no quería voltear a verlo, pero sabía que tenía que hacerlo... tenía que intentar explicarle que realmente sentía algo por él, que ya no era solo por esa estúpida apuesta, que eso hace mucho dejó de importarle.

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