Parte veintiuno

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Senku y Kohaku rompieron el beso solo cuando escucharon a alguien carraspear.

Voltearon, viendo a Gen muy divertido y a Maiko-sensei muy molesta.

—Eh... —Cuando Kohaku se negó a soltarse de su nuca, Senku la miró con una ceja en alto—. Ya puedes soltarme, Kohaku.

Ella tardó un poco demasiado en desenredar sus brazos de él, pero eventualmente lo hizo, retrocediendo un paso.

—¡Muchas felicidades por ganar!~ —felicitó Gen—. Habrá una ceremonia de premiación y sus maestros recibirán el cheque para su escuela, deberían irse preparando~.

—Y preferiblemente mostrar algo de decencia. —Maiko-sensei los miró con irritación.

—No se preocupe, sensei, esto no se volverá a repetir —dijo Senku con repentina frialdad, reacomodando su ropa arrugada por tanto jaloneo de parte de Kohaku.

Ella no pudo evitar preguntarse si él se refería a que nunca iban a besarse de nuevo o que no iban a volver a faltar a la decencia delante de ellos.

Aunque, hubiera dicho una cosa u otra, ella ya estaba bastante resignada a pensar que ese realmente fue su último beso, su despedida, porque probablemente nunca podrían estar juntos, menos con Senku apunto de recibir una beca para estudiar al otro lado del mundo.

Luego de unos minutos de preparación, hicieron la ceremonia de entrega de medallas para los equipos, parcialmente oro para ellos y parcialmente plata para los del segundo lugar.

—Me pregunto por cuánto podré vender esta cosa... —murmuró Senku al ver su medalla, ignorando la mala mirada de los profesores.

Finalmente, fueron libres de irse, pero Kohaku notó que Senku se reunió con los hermanos Nanami para hablar.

Seguramente estarían negociando respecto a su beca en el extranjero...

Kohaku sonrió con tristeza, deseándole suerte mentalmente antes de irse a su cuarto.

Los profesores los invitaron a un almuerzo de celebración, y Kohaku, aunque triste por la idea de que no volver a llevarse bien con Senku, nunca podría rechazar una buena comida, así que bajó y decidió concentrarse en la buena sensación de haber logrado la victoria y comer con el equipo, y la verdad la comida deliciosa sí la hizo sentir un poco mejor.

Mientras comía, vio al equipo rival comiendo en otra mesa, y atrás de ellos, en una mesa más pequeña y más elegante, vio a Senku comiendo con los hermanos Nanami, charlando tranquilamente.

Como sintiendo su mirada, Senku de repente volteó a verla, pero rápidamente apartó la mirada y volvió a concentrarse en Nanami Ryusui que no dejaba de parlotear sobre quién sabe qué cosa, probablemente sobre lo feliz que iba a ser Senku al otro lado del mundo...

Intentó no pensar en eso y terminó su comida rápidamente, antes de volver a su cuarto y comenzar a dar vueltas, pensando.

Quería hablar con Senku, decirle toda la verdad, comprobar si alguna vez sintió algo más que amistad por ella, pero... no podía evitar sentir miedo de lo que él podría decir.

Sin embargo, tampoco podía olvidar el beso que compartieron al ganar las olimpiadas, no podía olvidar que, aunque al principio dudó, él acabó correspondiéndole, y no podía olvidar que por un momento sintió que él sentía lo mismo, que nada más importaba, que podrían estar juntos.

Apretó los puños.

No podía ser una cobarde, tenía que hablar con Senku pasara lo que pasara.

Mañana temprano volverían a Tokio, así que esta noche quizás sería su última oportunidad, y debía aprovechar antes de perder el valor.

War of CharmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora