Parte diez

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El autobús ya estaba en marcha para ir a Kioto, Kohaku estaba sentada junto a Senku, estudiando diligentemente mientras él jugaba en su celular, respondiendo a sus preguntas cada vez que lo consultaba.

Chrome había acabado sentado con el idiota del tercer mejor promedio y ambos estaban estudiando con caras de que no se soportaban. El nerd de los lentes circulares se había sentado con la tal Maiko-sensei en el asiento delante de Senku y Kohaku, y los dos a veces volteaban a verlos por encima de los asientos. Senku no parecía notarlo, pero Kohaku tenía una excelente vista periférica y la verdad esos dos le estaban comenzando a parecer escalofriantes.

Siempre pensó que el nerd de lentes circulares era perturbador, pero ¿por qué la profesora se estaba comportando igual que él?

Luego de cuatro horas de viaje, el autobús se detuvo en una gasolinera para recargar sus tanques y todos los profesores bajaron, momento que Kohaku aprovechó para preguntarle algo a Senku.

—¿Te has dado cuenta de que la profesora voltea mucho hacia nosotros?

—¿Eh? No, la verdad no. —Encogió los hombros, desinteresado—. Aunque es posible, Maiko-sensei siempre ha estado muy atenta a mí, supongo que porque me considera un "prodigio" o una mierda así. Siempre me ofrece cosas para querer "hacerme sentir mejor", aunque siempre le digo que no.

—¿Qué tipo de cosas te ofrece?...

—Masajes, regalos, dinero, una vez me pidió ir a su casa para enseñarme estudios científicos, aunque me negué y le pedí que me los pasará por correo. —Hizo una mueca, pensativo—. Se lo conté a Yuzuriha y me dijo que nunca aceptara ese tipo de cosas y que sí la profesora alguna vez me encerraba debía gritar. Qué raro, ¿no?

—Sí... —Kohaku se frotó la barbilla, pensativa, antes de abrir mucho los ojos.

Comenzaba a tener la ligera sospecha de que Maiko-sensei no veía a Senku como una profesora debería ver a su estudiante...

Cuando Maiko volvió al autobús, Kohaku la miró mal al ver que estaba mirando fijamente a Senku, pero ella ni siquiera la notó y Kohaku pronto decidió volver a estudiar, aunque molesta.

¿Qué demonios pasaba con esa mujer? Era ridículo que se interesara en su estudiante. Menos mal que a Senku no le interesaba para nada las relaciones románticas, incluso si era con una mujer mayor.

¿Verdad?

Lo miró fijamente mientras el autobús se ponía en marcha otra vez, ganándose que la mirara con confusión, por lo que apartó la mirada y volvió a sus estudios.

No, era ridículo. Él probablemente nunca se interesaría en nadie, y ella probablemente moriría sola, confinada a ser su eterna amiga sin las agallas de confesarse, no porque fuera una cobarde, sino porque sabía que se enamoró de alguien imposible.

Suspiró y se concentró en sus apuntes, y con eso se distrajo las siguientes dos horas hasta que llegaron al hotel.

Despertaron a los que estaban dormidos y bajaron. El coordinador les dio algunas instrucciones y luego los guio a sus habitaciones para que se instalaran.

—Muy bien, originalmente iban a darnos una sola habitación grande para los cinco estudiantes —dijo el profesor coordinador, carraspeando—, pero no esperaba que tuviéramos a una... bueno, una señorita en el equipo, así que hice algunos cambios para que estuviera cómoda. Desgraciadamente, no tenían habitación disponible con cuatro camas, así que habrá una habitación individual para la señorita, una habitación individual para otro joven, y una habitación de tres camas para el resto. Tendrán que decidir quién se quedará con la habitación individual.

War of CharmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora