TRECE

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Me desperté y como siempre mire el correo del concurso.

De: lanuevavoz@gmail.com

Para: miaa.blanco@gmail.com

Enhorabuena a todos, ya vais a hacer un mes desde que entrasteis.

Las canciones para la gala 4 son:

Mil preguntas- Mía.

A ella la llevas a paris- Fame

Mía- Violeta.

Lo siento- Félix.

Luna- Berta.

Cero- Mario.

Templando- Devin.

A las 9:00 en plato.

Me encantaba la canción que me había tocado.

Fui a comprar algo de comer y llame a Violeta para que me acompañara.

Después la dos junta fuimos a comprar, y a la hora ya estaba en casa, coloque todas las cosas y justo cuando iba a practicar mi canción de esta semana me llego una llamada de Roi.

– Hola, Roi.

–Hola Mía– le note muy nervioso.

– ¿Ha pasado algo?

– Sabes que últimamente Alma esta muy estresada con la boda, pues hoy por la mañana estaba tan estresada que se ha desmayado, por el estrés.

Se ha desmayado, espero que este bien.

– ¿Enserio?¿Estáis en el hospital?

– Si, ha ella la están terminando de hacer pruebas y yo estoy en la sala de espera.

– Voy para allá.

Y colgó la llamada.

Me vestí lo mas rápido que pude, con un top negro y unos vaqueros y salí pitando para el coche.

Cuando llegue al hospital estaba un poco perdida, pero en el camino me encontré a ¿Mario? ¿Que hará aquí?

– ¡Mía!- grito Mario–, que bien que te encuentro, gracias por lo de ayer.

– ¿Ayer?– le pregunté.

– Si, cuando ayudaste a Félix.

Con que a eso se refería.

– Ah, si, de nada. Solo hice lo que pude.

– Con eso fue bastante– se quedo pensando si seguir hablando o no–, él ahora esta aquí.

– ¿Que ha pasado?

Mario dudo si hablar o no.

– Nada, siempre que le de un ataque tiene que venir para que se aseguren que esta bien.

– Ah, vale, bueno me tengo que ir.

– Si, no te entretengo mas, pero, Mía, si tienes tiempo estoy segura de que estaría encantado de verte.

Y se fue, mientras mis dos neuronas pensaban si ir o no.

Después de cinco minutos al fin encontré la sala de estar y con ella a Roi.

– Mía, al fin llegas– me dijo Roi cuando me vio entrar.

Le abrace.

– ¿Sabes algo de Alma?– le pregunté.

– Todavía no, supongo que pronto.

Nos sentamos y le conté mi encuentro con Mario y como ayude a Félix la anoche anterior, Roi me dijo que estaba orgulloso de mi ya que pese a que me cae mal le ayude.

– Familiares de Alma– dijo una enfermera y nosotros nos acercamos–, Alma esta bien, solo fue una bajada de tensión causada por el estrés, estará esta noche por si acaso pero mañana ya le damos el alta.

Nos indico la habitación que era la 43 y Roi y yo fuimos a ella.

Cuando llegamos estaba Alma en la camilla y no parecía muy animada, Roi y yo nos pusimos ha hablar con ella y le conté mi encuentro con Félix la noche anterior, también le pregunte si ella creía que era buena idea ir a verle.

Rápidamente Alma me dijo que hacia ahí, quedaba media hora para que terminara el turno de visitas y prácticamente me echo de la habitación para que fuese a verle.

Corrí hasta la habitación 172 que era donde Mario me había dicho que estaba, y cuando llegue hubo algo que me decía que eso que iba a hacer no era buena idea, pero lo ignore y entre.

– Mía, ¿que haces aquí?– dijo nervioso.

Vale, esta no era la reacción que esperaba.

– He venido a verte.

– Quien, ha dicho que yo te quería ver.

– Me encontré a Mario y me dijo que te haría ilusión.

Él se puso nervioso.

– Pues ya has visto que no, ahora vete.

– Pero...

No me dejo hablar.

– ¡Mía vete!

Me entraron ganas de llorar, ¿porque me estaba gritando?

Fui hacia la puerta pero antes me gire.

– Yo...Yo pensaba que podríamos ser amigos.

– Pues ya ves que no. Vete.

Y salí corriendo al coche.

Cuando llegue al coche me puse a llorar de la rabia.

No me podía creer lo que había pasado, y me prometí no volverle a hablar más.





Las Cosas No Salen Como QueríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora