Love me again [Kim Taehyung]

Capítulo 1 (Lila POV)

Lila POV

Me desperté con los besos húmedos de Tae sobre la piel de mi abdomen y el calor creciendo dentro de mi, mientras él se colaba entre mis piernas ágilmente.

– Buenos días, Ángel — escuché su voz ronca y su aliento hizo que mi piel se erizara.

— Estos si que son buenos días — dije y se me escapó un suspiro al sentir sus manos deslizarse por mis muslos.

— Soñé contigo toda la noche, así que me desperté con ganas de desayunarme tu coño.

Amaba que Tae me despertara de esa forma.
Solté una risita por las cosquillas que me hacía su aliento al chocar con mi piel.
Siguió bajando sus besos, arrastrando su lengua hasta llegar a mi ropa interior.
Pero cuando metió la punta de sus dedos en el elástico de mis bragas, el llanto de Luca a través del monitor de bebé sobre la mesita de noche me hizo saltar del susto.

Tae soltó un gruñido, sus manos apretaron mis caderas contra el colchón y enterró su cara en mi entrepierna.

— Esperemos un poco, quizás se vuelve a dormir — susurró levantando su mirada hacia mi, aún apretando con fuerza mis caderas.

Pero el llanto de Luca solo se hizo más fuerte.
Cerré mis ojos y saqué mis dedos del cabello de Tae.

— Pareciera que ese pequeño demonio tiene un sensor que le avisa cada vez que poso mis manos en ti — dijo Tae haciendo un mohín adorable.

Reí porque parecía cierto.
No había sido fácil recuperar nuestra intimidad con Tae desde que Luca había nacido, hace dieciséis meses.

Hace unos meses habíamos decidido que durmiera en su habitación, para comenzar a darle independencia y por supuesto para recuperar nuestra privacidad.

— Iré yo — dijo resignado Tae, apoyando su frente en mi abdomen.

— ¿Puedes comenzar a preparar su bolso mientras entro a ducharme?— le dije mientras él salía de la cama y no pude evitar desviar mi mirada a su erección más que dura envuelta en su bóxer y una cosquilla bailó en mi bajo vientre.

— Puedo hacerlo, pero solo si dejas de tentarme mirando mi polla como si fuera tu desayuno — me respondió aún con esa voz ronca somnolienta que me volvía loca y salió de la habitación, pero antes de que lograra entrar al baño él corrió de vuelta y me aprisionó contra la puerta.

— Hace cinco días que no follamos, Lila, me está matando... necesito a mi mujer — susurró contra mi boca, con una de sus manos rodeando con fuerza mi cuello, presionándome contra la puerta.

— También te necesito, pero hoy no me puedo retrasar, tengo una reunión a las nueve de la mañana — dije intentando hilar mis palabras mientras él presionaba su erección contra mi cuerpo — ... pero prometo llegar temprano a casa hoy.