Love me again [Kim Taehyung]

Capítulo 33 (Lila POV)

Lila POV

El cursor estático en la pantalla parecía burlarse de mí.
Llevaba tres horas sentada en ese escritorio. Para lo poco que planeaba hacer, no debería haber tardado más de una hora y media.
Pero después de tres horas sentada, solo había conseguido enviar un par de correos electrónicos y aún no terminaba de editar un artículo que hablaba sobre el último escándalo político bancario que afectaba a Europa. Ya lo teníamos escrito con Anna, pero necesitaba ajustes y debía ser publicado durante el día.
Pero el tiempo avanzaba y mis ojos se seguían desviando a Tae y a mi hijo, que jugaban en la sala frente a mi.

No podía culpar a Luca, porque no me había interrumpido ni una sola vez.
El problema era Tae... mis ojos se desviaban a cada instante hacia él, a su risa, a su energía y, claro está, a su muy trabajado cuerpo.

Los flashes de la noche anterior y toda esa intensidad, no paraban de venir. No sabía si estaba bien lo que había pasado, pero no me arrepentía.
Es que me encantaba ese hombre y evitarlo o intentar resistirme a él parecía una misión imposible, y en cuanto a dejar de amarlo, Dios, eso si que era una batalla más que perdida. Porque amar de la forma en la que lo hacía, era simplemente imposible de ignorar y creer que podría dejar de hacerlo, era lo más inocente que había pensado en mi vida.

Pero a diferencia de otras veces, en lugar de comerme la cabeza cuestionándome, había decido que no le daría más vueltas a lo que me pasaba, dejaría que las cosas siguieran su camino natural, que fluyeran libremente. Quería ver a donde me conducía todo eso.

En ese momento, el problema era que cada dos o tres líneas de revisión, mis ojos se desviaban a ellos.
No podía evitar deleitarme admirando el cuerpo de Tae, la facilidad con la que arrojaba a Luca por los aires y luego lo atrapaba.
Esa agilidad física me ponía a cien.
Recorría su cuerpo con mis ojos, cuando él estaba concentrado en Luca, para que no se percatara de mi descaro.

Olas de calor recorrían mi cuerpo, cuando miraba esos abdominales duros que se insinuaban a través de la tela de su camiseta blanca, sus manos, sus brazos grandes y fuertes; los mismos que me habían sostenido la noche anterior, mientras ambos nos devoramos con una intensidad que rayaba en la locura.

De pronto, sentí la necesidad de levantarme para abrir la ventana que estaba a un costado de mi escritorio, buscando que el aire fresco aliviara el calor que me invadía.

Cuando volví a sentarme frente a la pantalla sentí la mirada de Tae y no pude resistirme a encontrarla.
Sus ojos estaban oscuros y la sonrisa en su boca pareció enviar una señal magnética para que todo mi cuerpo quisiera caminar hacia él.
Pero me resistí, necesitaba terminar ese artículo o Leo me mataría.

— Quizás deberías tomar un descanso — dijo aún sonriendo y con descaro dio unos golpecitos en sus rodillas — Ven aquí.

Cuando dijo eso, Luca corrió y se lanzó en sus brazos, soltando carcajadas.
Tae se largó a reír también y lo salió persiguiendo.