Love me again [Kim Taehyung]

Capítulo 26 (Tae POV)

Tae POV

Los últimos tres días habían sido un poco estresantes, presionando para que todo estuviera listo en tiempo récord, porque quería mudarme lo antes posible y pese a que Lila había dicho que lo hiciéramos con calma, yo insistí en tenerlo todo listo esa semana.

Así que a penas las casas ya contaban con todo lo necesario y se habían terminado las remodelaciones, nos mudamos.

Entre medio de esos días habíamos vuelto a tener una discusión con Lila. Porque le recordé que no podía andar jugando en esas mierdas de aplicaciones de citas a ciegas, porque aún no se sabía públicamente nada de nuestra ruptura. Ella había aceptado de mala gana no hacerlo y eso me hizo hervir de rabia. Porque la sola idea de ella teniendo citas o mucho peor, ella estando con otro hombre me quitaba toda la maldita cordura.

Luca corría por toda la sala entre las cajas que estaban aún sin desempacar y yo estaba sentado en el borde del ventanal que daba al jardín lateral, bebiéndome una merecida cerveza.

— ¡Luca! — se filtró la voz de Lila desde el otro lado del jardín y escuché sus pasos acercarse.

Jugué con un cigarrillo entre mis dedos, sabia que no podía fumar dentro de casa, menos con Luca presente; así que no pensaba encenderlo, solo lo tenía entre mis dedos para calmar mi ansiedad.

Finalmente, después de discutirlo con los arquitectos, llegamos a la conclusión que a nivel estético y práctico, lo mejor era simplemente sacar la división que separaba ambas propiedades y dejarlo como si fuera un solo terreno con dos casas.

De pronto detrás de un arbusto la vi aparecer.
Llevaba su cabello atado en una coleta, iba descalza y usaba ropa deportiva, tenía un par de manchas de pintura blanca en su pantalón.

— Dime que Luca está aquí, por favor — me dijo asustada y con la respiración agitada.

Desvié mi mirada de ella, porque estaba poniendo todo de mi parte por alejar y apagar definitivamente mis ganas de Lila. Así que lo único que se me ocurrió fue evitarla lo más posible, intentaba no mirarla, pese a que me moría por hacerlo, pero verla era una tortura si no podía tocarla, ni besarla. Intentaba hablarle lo menos posible, de llamarla y textearla lo menos posible.

'No la mires' , me repetía como un jodido mantra.

Pero sabía que todo ese esfuerzo se contradecía con el empeño que había puesto para mudarnos pronto.
Pude haber dilatado la mudanza, aludiendo a las reparaciones y remodelaciones, pero no, por el contrario, solo lo apresuré lo más posible.

Es que era un maldito masoquista.
Quería olvidarla, pero no soportaba la idea de no tenerla cerca.

— Si, está corriendo como un loco entre las cajas que aún no desempaco — le contesté y le di un trago a mi cerveza y luego fingí estar muy interesado en la etiqueta de la botella, que por lo demás, no entendía ni mierda porque estaba escrita en alemán.