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Vanesa

Tras haber almorzado en casa de mis padres junto a mis hermanos, y que Mónica declinara la invitación, regresé a casa. Estaba pletórica, hacía tiempo no sentía tal sensación. En parte, por lo vivido esa noche junto a ella, y porque acordamos quedar por segunda vez.

Intercambié varios mensajes con Mónica durante el mediodía y quedamos en que pasaría por mí en su coche a eso de las cinco de la tarde. No había ningún plan ni lugar en mente, sólo compartir tiempo y ya veríamos sobre la marcha.

Estaba algo nerviosa, como quien va a verse por primera vez con alguien que le gusta. También sentía un poco de curiosidad, la noche anterior nos habíamos besado previamente a despedirnos y no volvimos a hablar del tema. Me inquietaba saber cómo continuaríamos después de eso.

El reloj marcaba exactamente las tres de la tarde cuando entré al salón de mi casa. Fui directa a alistarme para esperarla. Elegí unos pantalones frescos y una blusa abotonada a juego. Cómoda y a consciencia, sabía que le gustaría. Terminé de delinearme frente al espejo y aproveché el tiempo restante para poner un poco de orden. No sabía si íbamos a volver juntas luego, pero últimamente todo estaba siendo muy improvisado y había que ser precavida.

Me senté en el sofá con mi móvil, mientras de fondo sonaba algo de música y contaba cada minuto que faltaba para que Mónica llegara por mí. Empecé a sentirme ansiosa, así que decidí ir a la cocina a prepararme un café. Necesitaba distraerme o iba a comenzar a comerme las uñas.

De un momento a otro, mi móvil notificó la entrada de un nuevo mensaje. Volví a chequear la hora en el reloj de mi muñeca y aún faltaba media hora para que ella llegara. No lo pensé demasiado y volví por el móvil al sofá, estaba convencida de que era Mónica quien me escribía, pero al ver la pantalla supe que estaba equivocada.

Ana
Vane, tienes planes para esta noche?

¿Cómo le explicaba la situación a mi mejor amiga? No estaba al tanto de mi reencuentro con Mónica, no sabía que íbamos a vernos, y tampoco podía tirarle la noticia sin más por un mensaje de texto. Era demasiada información de repente para alguien que desea hace tiempo que esto ocurra.

Dudé y pensé en posibles respuestas. No quería ocultarle la verdad, me conoce demasiado y me descubrirá, pero postergaría la confesión hasta vernos en persona. Es por eso que opté por indagar primero qué tiene en mente.

Vanesa
Hola, Anita

A qué se debe tu mensaje un sábado a las 4.30pm?

Ana
Te prometo que si fuera por algo divertido ya estarías invitada.

Puedo llamarte?

Me alerté al leerla y la llamé inmediatamente. Ana no molestaría por nada que no fuera importante. Atendió tres tonos después.

¿Qué ha pasado? –hablé apenas la noté del otro lado.

—Nada urgente, tranquila –explicó —Me han llamado de Universal. Necesitan que mañana estemos en Madrid.

—¡¿Pero?! ¿Un domingo? –solté un poco alterada, me tomó por sorpresa.

Ana intentó contarme con detalles el motivo. Se trataba de la firma de un contrato, que sin ella no era posible cerrar una fecha de un evento al que estaba invitada. Entiendo que parte de mi profesión dependa de las discográficas y superiores, pero no me gustan para nada los imprevistos. Al menos podrían habérmelo avisado con antelación.

Yo volvería - VanicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora