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Mónica

Regresé a Madrid recargada de energía. No lo sabía, pero necesitaba desconectar y me vino excelente la escapada al sur. Tampoco sabía hasta cuándo iba a quedarme en Málaga, tenía planeado pasar algunos días más con Vanesa, pero no tenía mucho sentido quedarme si ella no estaría.

Ana pasó a recogerla luego de la cena, que por cierto disfruté mucho. Nos reímos y recordamos algunas anécdotas de nuestra relación. Fue algo así como una cena de amigas, no hubo besos robados ni segundas intenciones, y aunque me hubiese gustado repetir lo de la noche anterior, no hablamos de nada que nos comprometiera. Lo agradezco, ambas sabemos que ninguna tiene muy claros sus sentimientos aún.

Me gusta esto, lo que sea que estemos retomando. A veces, me da la sensación de que comenzamos de cero, y aunque eso es casi imposible porque ya hay vida pasada, en los ratos que compartimos me sorprenden mis propias ganas de seguir indagando este nuevo capítulo.

Vanesa me ofreció pasar la noche en su casa para que no perdiera dinero en un hotel, tampoco quería que condujera de madrugada. Intenté rechazar la oferta, me parecía demasiado quedarme sola en su casa mientras ella no estuviese, ya lo había hecho cientos de veces, pero esta ocasión era diferente. Logró convencerme cuando Ana llegó por ella, entre las dos no me dejaron otra opción.

Se sentía extraño dormir otra vez en aquella cama, que las sábanas oliesen a ella y que mi ropa vuelva a verse en su habitación. No recordaba haber descansado igual de bien en mucho tiempo, tanto que me desperté cerca del mediodía. Tenía hambre y varios mensajes de Vanesa avisando su llegada a la capital.

Antes de irme recogí mis cosas, acomodé su habitación y se me ocurrió dejarle una nota en su mesita de noche. Eso hacíamos cuando apenas comenzamos a salir, nos dejábamos papelitos con corazones y cursilerías. No tenía idea de cuándo volvería Vanesa a Málaga, pero algún día la vería.

He usado tu ducha y me comí tus tostadas. Te debo un desayuno y algo más.
"Pídeme lo que tú quieras..."
Gracias por todo.
M.

El retorno a casa fue tranquilo. Volví, después de algún tiempo, a escuchar canciones de Vanesa en el coche. Tenía meses, tal vez tres años, de no hacerlo. Me sentía distinta, con ganas, y sabía que la razón tenía un nombre y un apellido, también el pelo diferente ahora y más tatuajes en su piel.

Nada más entrar en mi apartamento, le envié un mensaje haciéndole saber que había llegado bien y que podía pasar a recoger las llaves de su casa cuando quisiese. Su respuesta fue inmediata, aún seguía en reunión y apenas pudiera pasaría por ellas.

Los domingos sin trabajar suelen ser aburridos. No hice más que pasear a Camarón y poner orden en las habitaciones. También escribí algunos microcuentos, estaba inspirada y tenía que aprovechar. La noche cayó rápidamente, y cuando creía que el día había acabado, recibí un mensaje de Victoria, mi jefa del informativo.

"Hola, Mónica. He conseguido tres sitios para el concierto de Karol G. Te aviso a ti primero porque me has contado que tu sobri es fan. Son para mañana, si quieres te las reservo."

No lo dudé. No había mejor plan que ir con Alex y Vega a ver a una de sus artistas preferidas. Confirmé mi asistencia y enseguida llamé a mi cuñada para invitar a los niños.

La insistencia y ansias de Vega hicieron que el día pasara volando. Hacía tiempo que quería ir a un concierto suyo y el día que salieron las entradas a la venta no pudimos conseguirlas. Me pareció muy divertida su reacción al contarle que finalmente iríamos a verla.

Al día siguiente me alisté, recogí a los niños por su casa y pusimos rumbo al estadio. Tardamos en llegar, es casi imposible andar en el coche a esa hora un día lunes, por suerte o precavida salimos con antelación. Ambos estaban entusiasmados, les hacía mucha ilusión ir a conciertos, supongo que les heredé uno de mis pasatiempos favoritos.

Yo volvería - VanicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora