La macarra es mia

345 12 1
                                    

El día de la fiesta finalmente llegó. Emma, aunque deseaba haber llegado con Ruslana, sabía que eso era imposible. Así que decidió enviarle un mensaje lleno de insultos, pero dejando claro que la vería en la fiesta.

MACARRA 💖

Emma: Oye, macarra, ni se te ocurra faltar. Nos vemos en la fiesta, y no te vistas como una hortera. Aunque bueno, lo de fea no te lo quita nadie.

Ruslana leyó el mensaje y, como siempre, no respondió. Pasó la tarde con Kiki, eligiendo el outfit correcto para la fiesta. Kiki había sido obligada a asistir por su mejor amiga, algo que no le hacía ninguna gracia. Mientras tanto, Ruslana tenía un objetivo claro: resolver sus problemas con Noelia.

— ¿Estás segura de que esto es buena idea, Rus? Digo, lo de ir a la fiesta...

— Tengo que arreglar las cosas con Noelia, Kiki. No puedo seguir con esta mierda entre nosotras.

— Vale, pero ya sabes cómo se ponen Emma y su séquito. No te fíes ni un pelo de ellas.

Ruslana asintió, sabiendo que Kiki tenía razón. Había elegido un collar con un colgante precioso como regalo para Noelia, esperando que sirviera como una especie de tregua.

CASA DE NOELIA

La casa de Noelia estaba llena de gente. Los populares del instituto se movían por la casa, riendo y disfrutando de la música alta y las bebidas. Emma llegó con su grupo de amigas, irradiando confianza y carisma.

— Vamos, demostrad quien manda aquí.

Mientras tanto, Ruslana y Kiki llegaron un poco más tarde. Ruslana llevaba el collar en una pequeña caja de regalo, decidida a encontrar a Noelia y hablar con ella. Nada más entrar, Emma y su séquito la interceptaron.

— ¡Mirad quién ha llegado! La macarra. ¿Te has perdido, o es que necesitas a alguien que te enseñe cómo se divierte la gente de verdad?

— Déjate de gilipolleces, pija. No tengo tiempo para tus tonterías.

— Uy, qué borde. ¿Vienes a darnos una lección de cómo ser una amargada?

Ruslana se puso tensa, pero no iba a dejar que la provocaran. Kiki, siempre leal, se mantuvo a su lado, lista para intervenir si las cosas se ponían feas.

— Tranquila, chulita. Solo queremos asegurarnos de que te diviertas... a nuestra manera.

Ruslana intentó ignorarlas y buscó a Noelia entre la multitud. Finalmente, la vio sola, tomando una copa y observando el ambiente con una expresión pensativa. Se dirigió hacia ella, aprovechando que Emma y las demás estaban distraídas.

— Noelia, ¿podemos hablar a solas?

Noelia levantó la mirada y vio a Ruslana. Sus ojos se endurecieron al reconocerla, pero asintió con una leve inclinación de cabeza. Se alejaron del bullicio, buscando un rincón tranquilo.

— ¿Qué quieres, Ruslana? No sé si tenemos algo más de qué hablar.

Ruslana sacó la caja con el collar y se la extendió a Noelia.

— Solo quiero arreglar las cosas. Este es para ti.

Noelia miró la caja, luego a Ruslana.

— ¿Arreglar las cosas? Después de todo esto... ¿de verdad crees que un collar lo soluciona?

Ruslana sintió un nudo en el estómago. Noelia estaba realmente dolida, y se daba cuenta de lo difícil que sería recuperar su confianza. Antes de que pudiera responder, Emma apareció de la nada, con una sonrisa sarcástica en los labios, observándolas desde lejos.—Qué lindo. La macarra quiere hacer las paces con Noe.

Noelia suspiró y se dio la vuelta, dejando a Ruslana sola en el rincón tranquilo.

Más tarde, Emma se acercó a Noelia mientras esta estaba sola. Le sonrió de forma algo maliciosa, lista para sembrar la discordia.

— Oye, Noelia, ¿sabes que ayer estuve de compras con la macarra?, fuimos juntas a buscar ropa para la fiesta. Menuda hortera, ¿eh? Pero bueno, le ayudé a no parecer una paleta total.

Noelia, ya de por sí enfadada por la conversación anterior, sintió una punzada de celos.— ¿Tú y Ruslana de compras juntas? ¿Qué mierda es esa, Emma?

— Pues eso, cariño. Parece que la macarra se está ablandando. Pero, ya sabes, es un juego. Igual que cuando tú y ella empezasteis a hablar... ¿o me equivoco?

Noelia frunció el ceño, sintiéndose traicionada.— No tengo tiempo para tus tonterías, Emma. Déjala en paz.

Emma sonrió, triunfante.— Solo te lo digo para que sepas con quién estás tratando. Y que quede claro, chulita, que la macarra es mía para jugar.

Noelia salió enfadada, y esa misma noche, le envió un mensaje a Ruslana.

RUS🧡

Noelia: Me he cansado, Ruslana. Ya no hay nada que pueda arreglar las cosas entre nosotras. Adiós.

Ruslana leyó el mensaje y sintió una punzada en el corazón. Miró a Emma, que la observaba con una expresión triunfante desde la otra esquina de la sala, y supo que la batalla apenas comenzaba.

BATALLA DE CORAZONES|    RUSLANA OT2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora