La playa

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Las primeras vacaciones tras terminar el primer trimestre llegaron con una mezcla de alivio y emoción. Ruslana, al fin, había conseguido buenas notas gracias en gran parte a la ayuda de Carlos, su novio. Él, siendo tan listo como Emma, había sido una gran influencia positiva en su vida académica.

Carlos y Hugo se habían vuelto amigos en poco tiempo. La presencia constante de Hugo en casa de los hermanos ayudaba a fortalecer la amistad. Emma, con su forma de ser tan cariñosa y coqueta, aprovechaba cada momento para mostrarse así, especialmente cuando Ruslana estaba presente. Le encantaba la sensación de tener la atención de todos y hacer que Ruslana sintiera algo, aunque no siempre estuviera claro qué.

Una noche, después de varias sesiones de estudio y charlas interminables en casa, Carlos y Hugo tuvieron una idea que decidieron compartir. Quedaron en una pizzería del centro, un lugar popular entre los adolescentes de la zona, para discutirlo. Emma y Ruslana, al principio, no sabían de qué se trataba, pero la curiosidad las llevó a aceptar la invitación.

Sentadas en una mesa junto a la ventana, con la ciudad iluminada de fondo, Carlos fue el primero en romper el hielo.

—Bueno, chicas, Hugo y yo hemos estado pensando... ¿qué os parecería pasar unos días en la playa? —dijo, con una sonrisa que reflejaba su entusiasmo.

Emma levantó una ceja, intrigada. Sabía que su hermano y Hugo siempre tenían ideas interesantes, pero esto sonaba a algo grande.

—¿La playa? —repitió, tratando de ocultar su emoción—. ¿En serio?

—Sí, en serio —respondió Hugo, apoyando la propuesta de Carlos—. Hemos encontrado un lugar muy guay, no muy lejos, donde podríamos relajarnos, disfrutar del mar y desconectar un poco de todo.

Ruslana, aunque inicialmente sorprendida, se dejó llevar por el entusiasmo que empezaba a llenar la mesa. Las vacaciones en la playa sonaban como la escapada perfecta después del intenso trimestre.

—Suena bien —dijo Ruslana, mirando a Carlos con una sonrisa—. Me encantaría.

Emma, siempre consciente de la dinámica entre ella, Hugo y Ruslana, decidió darle su toque personal a la situación.

—Bueno, si vamos a la playa, será mejor que todos estemos preparados para ver mi impresionante colección de bikinis —dijo, lanzando una mirada coqueta a Hugo y otra más desafiante a Ruslana.

Hugo rió, siempre disfrutando del humor y la actitud de Emma.

—Estoy seguro de que será una vista espectacular —respondió, guiñándole un ojo.

Carlos, queriendo mantener la paz y el buen humor, añadió:

—Entonces, ¿es un sí de ambas? Porque si es así, mañana mismo hacemos los planes y reservamos todo.

Las chicas asintieron, cada una con sus propios pensamientos y emociones. Para Emma, era una oportunidad de pasar tiempo con Hugo y, quizás, seguir jugando su juego de celos con Ruslana. Para Ruslana, significaba más tiempo con Carlos, pero también la perspectiva de enfrentarse a la constante presencia de Emma y su comportamiento provocador.

—Perfecto, entonces estamos listos —dijo Carlos, levantando su vaso de refresco—. ¡Por unas vacaciones inolvidables!

Chocaron sus vasos en señal de acuerdo, sellando el plan de unas vacaciones que prometían ser llenas de diversión, tensión y, quién sabe, tal vez algunas sorpresas inesperadas.

Mientras la noche avanzaba y la conversación fluía entre risas y planes, cada uno de los presentes en la pizzería comenzó a imaginar cómo serían esos días en la playa. La anticipación de lo que estaba por venir llenaba el aire, dejando claro que, para bien o para mal, estas vacaciones no serían como ninguna otra.

BATALLA DE CORAZONES|    RUSLANA OT2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora