Capítulo 20

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—Aiden —murmuré asustada mientras me levantaba—

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—Aiden —murmuré asustada mientras me levantaba—. Tú hermano me va a odiar todavía más si te ve conmigo. Interpondrá una demanda y...

—Tranquila, Camilla. —Aiden se sentó a mi lado y asintió a modo de saludo cuando miró a Joanne—. Gracias por llamarme.

—No podía dejar a Cian así. ¿Está mejor? —Preguntó Joanne.

—No, la verdad es que no. Pero ahora él no es quién importa —me volvió a mirar y tal como lo hice hace cinco años, hoy volví a notar el parecido de los hermanos. Solo compartí una tarde con Aiden y su esposa, y me parecieron las personas más amables del mundo. A diferencia de Cian, Aiden no se dejaba crecer la barba y su cabello caía sobre sus hombros. Cuando conocí a Cian tenía el cabello casi tan largo como el de su hermano, pero ahora el abogado se las apañaba con el cabello corto. Ambos tenían los ojos oscuros y el brillo de la diversión en su mirada parecía no apagarse nunca—. Cian me dijo que después de cinco años, hoy se encontró contigo y que aparentemente tiene una hija.

No había reproche en la voz de Aiden, solo emoción.

—Se llama Amandine.

—Escogiste un nombre muy bonito —asentí mientras miraba al hermano de Cian con timidez. Aún no entendía cuáles eran sus intenciones—. Me gustaría conocerla, y si es necesario donaré más sangre.

Finalmente, Joanne y yo respiramos con alivio. Me parecía ridículo que hace unas horas tenía ganas de desenmascarar a esta mujer y ahora me sentía respaldada por ella.

—No sé si... —Aiden tomó mi mano sonriendo. Los tres nos sentamos.

—No tiene que saber que soy su tío. Respetaremos tus tiempos, por supuesto.

—Aiden, yo...

—Por favor, Camilla —comentó con seriedad—. No pretendo intermediar por mi hermano, esa es una batalla que debe dar solo. Sin embargo, lo único que diré sobre el tema es que Cian de haber sabido la verdad jamás habría abandonado a su hija.

—No entiendes, Aiden —repuse—. Él siempre supo la verdad.

—¿Se lo dijiste de manera directa?

—No —admití y él asintió.

—Hay una parte de la historia que se les escapa a los dos. No creo que seas una mala mujer que intenta conseguir algo —sonreí de manera fugaz.

—¿Es lo que él cree de mí? —Aiden asintió y yo bajé la mirada avergonzada—. No quiero conseguir nada más que la sangre que ya le donó. Es más, en cuanto Dine esté mejor y le den el alta, volveremos a Nueva York. Podrán hacer como si jamás nos hubiésemos vuelto a ver.

—El punto es que nosotros ya te descubrimos, y yo sí quiero ser parte de la vida de mi sobrina, y cuando mis padres sepan que tienen otra nieta también querrán ser parte de su vida. Tú y Amandine tienen una familia en Londres, nunca más estarán solas —esbocé una sonrisa llena de emoción.

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