Amandine tenía una venda en la cabeza y estaba conectada a una máquina que registraba los latidos de su corazón.
Cuando nos vimos logré volver a ver la sonrisa más bonita del mundo, mi Dine estaba reaccionando favorablemente.
—Ma courageuse fille. (Mi niña valiente) —murmuré sonriendo mientras miraba el rostro dormido de mi hija. Hace poco se volvió a dormir, pero eso era normal. Los medicamentos la mantenían sedada y despertaba a ratos.
La melena rubia caía desparramada por el cojín del hospital, y su mano no soltaba la mía.
Cuando la vi despierta y sonriendo sentí que el peso del océano cedía sobre mis hombros. La ira de Cian valía la pena si volvía a ver a mi hija despierta.
—Camilla —en cuanto escuché la voz de Alex me giré. Él me sonreía comprensivo—. Debes salir de la habitación, lo siento mucho.
—Claro —me levanté de la silla sin dejar de mirar a Amandine. Le di un beso en la mejilla y un ligero apretón en la mano—. Je t'aime, fille. Je suis de l'autre côté de la porte, je te verrai bientôt. (Te quiero, hija. Estoy del otro lado de la puerta, te veré pronto.)
Alex me miraba sonriendo.
—La evolución de Amandine es la esperada. Si todo sigue como debe ser, en un par de días ella podrá salir del hospital —me llevé la mano a la boca y oculté una sonrisa emocionada—. Sin embargo, un viaje tan largo hasta américa es un tanto arriesgado.
—No hay problema con eso. Podemos permanecer en Londres un par de días más.
—La evolución de Amandine debe ser paulatina, por lo que me atrevo a decir que serán más que un par de días. ¿Tienes problemas para prolongar tu estadía en Londres? —arrugué la nariz y luego me llevé la mano al codo.
—Buscaré un hotel... —Alex colocó la mano sobre mi hombro y me brindó una sonrisa gentil.
—Mi intención no es inmiscuirme en tus asuntos personales, pero alguien te espera para resolver algunos problemas. Entre esos, la estadía de las dos en Londres.
—No podría abusar de la hospitalidad de Micah y Joanne, ellos ya han hecho suficiente por las dos.
—Ciertamente, ellos esperan por ti. Les comenté que Amandine pasaría un par de noches en el hospital, e intentarán convencerte de que te quedes con ellos —los dos sonreímos—. Sin embargo —Alex poco a poco borró la sonrisa—. Es Cian quién quiere hablar contigo.
Se cortó mi respiración y miré estupefacta al cirujano.
—¿Cian? —Murmuré sobrecogida.
—Camilla, Cian no cruzará los límites esta vez. Aiden, Joanne, Micah, Luke ni yo lo permitiremos. Todos estamos contigo.
—¿Cian está...? —tragué en seco.
—En la sala de espera. Quiere hablar contigo.
—¿Discutió con su hermano? —pregunté preocupada—. Seguro me culpará de eso también.
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Todos nuestros momentos
ChickLitCamilla Dupont es una mujer que suele soñar con los pies en la tierra. Sueña con cocinar y con ser amada, anhela con el alma ser una persona feliz y por sobre todo escapar de un pasado que la asusta más que nada en el mundo. Cuando su camino se cru...