TOKIO
-Dios, como extrañaba pasar tiempo con ustedes dos.- tomé asiento frente a Gigi y Bill.
Usualmente estaba con Gigi todo el tiempo, nos habíamos conocido hace tres años, en los Ángeles durante una fiesta de inauguración. Tiempo después la presenté con Bill después de uno de sus conciertos y desde el primer momento ambos se llevaron bastante bien.
-Dimelo a mí, yo llevo días soportando el pésimo humor de mi hermano.- espetó el pelinegro, revisando el menú del restaurante-. Me hacía tanta falta un poco de paz.
-¿Tú quejandote de tu hermano? ¡Eso es una sorpresa!- comentó Gigi entre risas. Y era cierto, las veces que Bill tenía algo malo que decir sobre su hermano se podían contar con los dedos de la mano.
-Desde que vendió el rumor de la viagra ha estado insoportable.
-Tom es un amargado. Debiste ver lo enojado que estaba porque le gané un premio.- rodé los ojos ante el recuerdo. Vaya comportamiento tan inmaduro y eso que era yo quién seguía odiandolo después de casi seis años-. Se llevó muchos más que yo y aún así hizo un berrinche.
-Mhm...- murmuró Bill, dandole un mordisco a su croissant-. Tom no es buen perdedor, tiende a ser muy competitivo y cuando su trabajo no cumple sus expectativas desata algo malo en él.- se alzó de hombros, acostumbrado a la situación. Gigi y yo nos miramo, extrañadas.
-Creo que ahora comprendo mejor lo del rumor.- agregó la pelinegra. Fruncí el ceño, confundida-. Quiero decir, fue la sensación de la noche, es el compositor de uno de los álbumes más vendidos y todo eso, pero aún así la gente se burla de él por un chisme. Mirándolo así hasta yo viviría amargada.
-Él mismo vendió ese rumor. Al final todo es su culpa.- respondí con un tono lleno de obviedad y le dí un sorbo a mí café.
Me distraje un minuto revisando mi teléfono, era un mensaje de mi manager diciendo que debíamos reunirnos ese mismo día. Parecía ser algo importante, por lo que ni siquiera refuté.
Cuando levanté la mirada ambos pelinegros reían. Gigi tenía una expresión de maldad y Bill una de asco.
-¿De qué se ríen?- pregunté, divertida por las diferentes reacciones de ambos.
-Es que yo...- no se atrevió a terminar su frase, la risa le ganó.
-¡No, Giselle. Ni se te ocurra!- Bill alzó la voz. La expresión de disgusto no se le borraba del rostro y eso me hacía querer estallar en carcajadas.
-¡Yo quiero saber!- dije entre risas. Se miraron entre sí, Bill negó con la cabeza pero a ella pareció importarle poco-. Gigi, dilo.
-Quiero saber...- rió por lo bajo-. A ver, sé que lo de las pastillas es un rumor y bla, bla, bla. Pero... ¿En realidad es tan bueno como otras chicas dicen?-. se sonrojó. La miré fijamente, escéptica.
-¿Hablas en serio?- se cubrió el rostro con las manos y entre risas, asintió-. bueno, pues...
-Dios, no.- intervino Bill-. No quiero imaginar a mi hermano en esa situación, es raro.
-¡Cállate! Piensa que estamos hablando de alguien más, yo sí quiero saber.- Gigi estiró la mano y le cubrió la boca a Bill, luego levantó las cejas, llena de curiosidad-. ¿Entonces...?
-Mhm...- dudé por unos segundos, concentrandome en el recuerdo y dejando de lado la pena agena que me generaba hablar sobre ese tema-. Era bueno.- me limité a responder, alzandome de hombros.
-¿¡Eso es todo!? ¡Cuéntanos detalles!
-¿Por qué tanta insistencia?
-Bill y yo siempre te contamos nuestos asuntos, tú al menos cuentanos eso. Quiero tener la primicia.
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𝗨𝗡𝗙𝗢𝗥𝗚𝗘𝗧𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻
Fanfiction𝐄𝐥 𝐥í𝐦𝐢𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐞𝐥 𝐨𝐝𝐢𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐝𝐢𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨, 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐜𝐞𝐩𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞... 𝘠 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘭𝘢 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢 𝘥𝘦 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯...