THREE YEARS LATEREl día de su vigésimo cuarto cumpleaños comenzó como cualquier otro para Tokio. Abrió los ojos lentamente, dándose unos minutos para ajustarse a la luz que entraba por las cortinas entreabiertas de su habitación. El eco lejano de risas murmullos llegaban desde el comedor, donde Gigi probablemente ya estaba preparando algo para ella. Pero en esos primeros minutos de la mañana, Tokio se permitió estar sola, abrazada a la calma de un nuevo año más.
Apenas se movió, alargó el brazo hacia la mesita de noche y tomó su teléfono, revisando los mensajes de felicitación que ya empezaban a acumularse. Mientras pasaba rápidamente entre los textos de amigos y familiares, un sobre pequeño y elegante captó su atención. Estaba justo al lado de su teléfono, colocado cuidadosamente.
Sabía exactamente de quién era y también sabía quién lo había dejado allí.
Suspiró, recogiendo el sobre sin demasiada prisa. Lo había visto venir, como cada año desde que él se fue. Tom no había fallado ni un solo cumpleaños. El primer año, ella había esperado su regalo con una mezcla de ilusión y esperanza, pero ahora... ahora era simplemente una rutina. Un recordatorio de lo que había sido y de lo que ya no volvería a ser.
Tokio rompió el sello del sobre con cuidado, revelando una pequeña tarjeta. La caligrafía de Tom seguía siendo tan ordenada como siempre.
"Feliz cumpleaños, Roja. Espero que sigas brillando como siempre lo has hecho. -Tom."
El mensaje era simple, casi impersonal. No había una firma con más cariño, ni palabras que insinuaran un intento de reconciliación. Solo un recuerdo de alguien que solía estar cerca y ahora estaba tan distante que parecía de otro mundo. No quiso revisar lo que había dentro de la caja sonre la que descansaba el sobre.
Al fondo, escuchó la puerta de su habitación abrirse y la voz de Gigi llenó el espacio.
-¡Feliz cumpleaños, cumpleañera! -dijo ella con entusiasmo, acercándose con una bandeja llena de cosas deliciosas para el desayuno-. Te traje café, jugo, panqueques, todo lo que te gusta. ¿Qué tal, eh?
Tokio dejó la tarjeta sobre la cama y sonrió, aunque sentía que la sonrisa no llegaba del todo a sus ojos. No quería que Gigi notara nada.
-Gracias, Gigi... -respondió con suavidad-. Eres la mejor.
Gigi dejó la bandeja en la cama y se sentó a su lado, observando la tarjeta con una ceja levantada.
-¿Oh, así que viste el regalo? -preguntó sin rodeos, sabiendo que no había necesidad de ser sutil con Tokio después de tanto tiempo.
Tokio asintió, encogiéndose de hombros con indiferencia, o al menos intentándolo.
-No del todo, pero ha de ser lo de siempre. Cada año manda algo. Como si eso compensara... bueno, lo que sea que pasó.
Gigi la observó en silencio por unos momentos, buscando señales de que las palabras de Tokio fueran auténticas. Pero la conocía demasiado bien como para dejarse engañar por esa fachada tranquila.
-¿Y cómo te sientes por eso? -preguntó finalmente, queriendo sacarle más.
Tokio se encogió de hombros de nuevo, tomando un sorbo de café para evitar una respuesta inmediata.
-No siento nada, en realidad. Hace tiempo que entendí que la vida siempre iba a separarnos. No éramos lo que pensábamos... lo que quería que fuéramos. Él sigue con su vida, y yo con la mía. Es lo mejor, creo.
Gigi entrecerró los ojos, claramente dudando de la veracidad de esas palabras.
-¿De verdad? -preguntó, recostándose sobre las almohadas junto a ella-. Porque no me creo que te dé igual. Él fue... todo para ti, Tokio.
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𝗨𝗡𝗙𝗢𝗥𝗚𝗘𝗧𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻
Fanfiction𝐄𝐥 𝐥í𝐦𝐢𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐞𝐥 𝐨𝐝𝐢𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐝𝐢𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨, 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐜𝐞𝐩𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞... 𝘠 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘭𝘢 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢 𝘥𝘦 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯...