𝟬𝟯

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tres meses después.

Megumi estaba comiendo la poca comida que tenía, odiaba comer, odiaba sentirse lleno, odiaba masticar y sentir como la comida se convertía en una pasta blanda para luego tener que tragarla y que pase por su garganta para al final quedarse en su estómago por un tiempo y luego convertiste en grasa...tal vez las manzanas no se hacían grasa y lo harían subir de peso, pero Megumi era tan idiota que creía que al comer una manzana al día y agua, se convertiría en un obeso.

estaba ahí sentado, solo como siempre.

no le gustaba hablar con los demás, los consideraba a todos tan idiotas, la gente se encariñaba de los demás y luego ellos se irían, ya le pasó una vez, y dos, tres o cinco veces, no quería que eso le volviera a pasar así que dejó de hablar con las pocas personas que conocía. su vida de limitaba a despertar, maldecirse por haber despertado con vida, asearse, tomar un vaso de agua y algunas mentas, ir a la escuela, estar ocho horas ahí; escuchando a todos hablar y reír, tan estresante, ir a su casa, soportar los regaños de su maldito padre, comer su única comida al día y dormir. no se quejaba de ello ya que le gustaban las rutinas, se sentía seguro con un patrón que seguir.

...

-¿Fushiguro?- escuchó a lo lejos.
-¡Fushiguro!- escuchó pasos rápidos hacia él, apresuró discretamente el paso, pero no le sirvió para nada.
-hola Fushiguro -

-adiós.- dijo sin siquiera mirarle y siguió caminando hacia su casa.

-ey espera- caminó más rápido y lo alcanzó
-hace años no hablamos- soltó una risa nerviosa.

hace años no hablamos.

-afortunadamente- el pelinegro era tan descarado, pero tenía todo el derecho de serlo.

-te dije que lo sentía, en serio-

-que bien, no me interesa hablar contigo-

...

hace algunos años Megumi tenía amigos, era alguien feliz y lleno de vida, tenía amigos y una persona especial, ella. era su alma gemela, su mejor amiga, reía, lloraba, se sinceraba, comía junto a ella, hacían tareas, se visitaban el uno al otro, era lo mejor que le podía pasar a Megumi.

un día, de repente, sin pleno aviso su celular vibró.

no me hables nunca más

¿qué?

si, no quiero que hablemos,
dejemos la amistad hasta aquí.
por el bien de ambos.

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pasaron dos días, tres semanas, cinco meses y tres años. jamás entendió porque de repente le había dejado de hablar.
le dolió mucho, luego se enojó demasiado, se arrepentía de todo y al final le dió igual, pero aún tenía esa espina ¿por qué?

por qué

por qué

por qué

por qué

por qué

por qué

¿por qué la vida era así con él?
jamás le había hecho daño a alguien que no sea él mismo, jamás había maltratado a un animal, jamás había hecho algo tan malo como para merecer todo, para ser tratado como si no sintiera nada.

...

-¿aún sigues dolido?- lo decía tan... descaradamente.

-¿qué?- si, aún seguía dolido, herido, triste, enojado
-no soy un niño, no me importa lo que hiciste, déjame en paz, me pediste que no te hablara nunca- paró de caminar y dió la vuelta para verla a los ojos, parecía que quería llorar, pero no sería débil en frente de alguien, no otra vez.
-me pediste que te dejara de hablar, me bloqueaste, me eliminaste, me borraste de todas partes como si no fuera nada, ahora yo no quiero verte, no quiero escucharte, no quiero saber nada de ti- su voz se entrecortaba.

claro que quería que hablarán, quería volver a sentir que tenía a alguien genuinamente, quería volver a reír como cuando tenía doce años, quería que todo volviera a ser como antes, aunque era obvio que nada sería igual que antes. las personas cambian, para bien o mal, pero cambian, dejan de jugar a la familia feliz, dejan de dibujar con colores y no dibujan, dejan de imaginar y duermen para no pensar.

-¿es en serio?- no estaba atónita por lo que dijo el pelinegro, es más, le daba igual.

-si- dijo en voz baja, supo que lo tomaba como burla o un chiste, a él, sus palabras y sus sentimientos; todo lo que tenga que ver con él le daba igual, pero entonces ¿por qué lo volvía a buscar?

-ah vamos Megumi, teníamos doce años, ahora tenemos diecisiete, madura-

madurar...

quedó perplejo ante lo que dijo la castaña, ¿madurar?, ¿en serio le dijo a él que madurará?
no lo jodan.

-jodete- dio media vuelta y caminó lo más rápido posible, escuchaba como la castaña le gritaba.
no iba a volver a hablarle en lo que le restaba de vida, ¿quién se creía esa idiota para decirle a Megumi que tenía que madurar? ¿acaso sabía todo lo que le había pasado en todos estos años que ella decidió sacarlo de su vida?

el pelinegro no se equivocaba al pensar que todos los demás eran unos idiotas.

...

que se joda ella, que se joda papá que se jodan TODOS, los odio a todos, me odio a mi, odio seguir con vida, odio no poder suicidarme, odio ser tan cobarde para no hacerlo, odio mi vida,
me odio me odio me odio.

pensaba mientras tenía su; un poco oxidada navaja entre sus finos y delgados dedos. pensaba en si hacerlo, en ese momento lleno de coraje, con el tiempo había aprendido a como hacer sus heridas más profundas, la última vez que lo hizo; creyó que iba a morir por haber cortado una vena, pero no le pasó nada, se creía inmortal.

hazlo hazlo hazlo hazlo hazlo hazlo

pasaba por su mente, estaba temblando mientras lloraba mares en su baño.
lo llenaba de adrenalina la idea de sangrar, la idea de oler toda la habitación a hierro, la idea de tener más y más y más marcas en su fina piel, era tan enfermo.

uno dos dos dos dos dos dos

contaba para poder pasar esa navaja por su piel, mentiría si dijera que no tenía miedo, al mismo tiempo le aterraba cortar una vena y morir ahí, solo, llorando, pero al mismo tiempo era lo que más deseaba.
¿por qué?

tres

cortó.
la sangre..., la emoción, las lágrimas, la respiración, la taquicardia, todo de él lo podía sentir en su máxima expresión.

su vista se nublaba, veía todo oscuro, sentía los oídos tapados, no podía respirar bien, veía como la sangre salía de su antebrazo como si fuera agua y como manchaba el blanco piso de su baño con sangre y alguno que otro coágulo.

mierda

𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora