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—hola Megumiii— dijo en frente de la linda y pequeña pastelería que quedaba a unos metros de la casa del pelinegro.
hoy sonaba más emocionado de lo normal, tal vez porque por primera vez el pelinegro aceptó una salida con él sin tener que rogarle por treinta minutos.

–hola— dijo saludandolo.

—te ves bien hoy— soltó, un poco tímido.
Megumi llevaba unos pantalones un poco anchos de color negro, un poco rotos de la parte de los muslos, rodillas y de ambos tobillos, llevaba una camisa de manga larga con un estampado discreto de un gato negro en el pecho y unas botas negras de la marca dr martens.

—gracias— no estaba acostumbrado a recibir cumplidos y menos de un chico.

—vámonos— dijo el pelirosa tomando a Megumi de su antebrazo, jalandolo a la parada de autobús más cercana.

—bien, esperemos—

pasaron diez minutos y al fin llegó el autobús, tenía decoración de un personaje tierno, era como un gatito.

—¡que lindo!— dijo Yuji, mientras sostenía sus propias mejillas.

—si— dijo Megumi, serio como siempre.

ambos subieron al autobús, sentándose al fondo, durante la casi hora de viaje.

al lugar donde de dirigían era algo lejos de sus hogares, pasaron por una pequeña zona de playa y árboles. ambos chicos veían por la ventana sintiendo el aire pegar contra sus rostros.

ahí estaban ambos, Yuji a lado de Megumi, Megumi a lado de Yuji y Yuji solo apreciando la hermosa vista que sus ojos pudieron regalarle. 

la vista de Yuji se podría describir con una sola palabra: irreal. podía ver que los ojos del pelinegro eran un enigma, profundos, en los ojos de Fushiguro se asomaba un océano infinito, un mar sereno y profundo que invita a perderse en sus tonos azules y verdes con una sola mirada se podría forma un tsunami de emociones en el pelirosa. cada vez que los miraba, sentía como las olas que iban y venían en un vaivén constante; desordenado y confuso, lo envolvían y sentía como lo arrastraban mar adentro, algo tan peligroso.

—¿ya casi llegamos?— lo sacó de sus pensamientos la uniforme voz de aquel chico que tenía a un lado.

—si— a los minutos bajaron en la parada decorada de algún oso animado y caminaron algunos metros hasta llegar a la inmensa entrada, era tan grande.

—wow— salió de los labios de Megumi, estaba expectante ante la vista que tenía frente a él.

—¿te gusta?— dijo Yuji sonriendo, sintiéndose orgullos de haber logrado hacer que Megumi expresará algo más que seriedad.

—si, ¿dónde está el arcade?—

—cruzando la calle— se dio media vuelta y señaló al gran edifico lleno de luces neón.
—pero primero me gustaría que pasáramos un rato aquí, ven—

sin dejarlo negarse, Yuji tomó la mano de Megumi y corrió dentro del vasto parque.

habían dinosaurios, montañas rusas, tazas locas, barcos piratas, demasiados kioscos donde vendían peluches, comida y ropa, también había un gran cine e inmensidad de cosas que Yuji ni siquiera sabia como se llamaban.

𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora