𝟬𝟰

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solo es sangre y alguno que otro coágulo, estarás bien, siempre has estado bien.

-Megumi- escuchó del otro lado de la puerta como su padre le hablaba, había estado en el baño alrededor de diez minutos.

-¿s-si?- trataba de sonar lo más normal posible mientras se desangraba.

-apresurate para cenar- era viernes por la noche, cena familiar; solo padre e hijo.

-si- se limitó a decir y escuchó como su padre bajaba por las escaleras del fino piso.

la cagaste

se decía a sí mismo, tratando se detener el sangrado.
se quitó su delgada camisa que llevaba debajo del holgado suéter y la ató a su brazo, conteniendo la sangre que no paraba de brotar, parecía una fuente.

...

-¿como va todo?-

-bien-

-¿aún tienes amigos?-

-no, hace meses no habló con alguien que no seas tú- soltó una pequeña risa.

-ah, ese chico de cabello blanco no me caía tan bien, era algo raro-

-si, supongo- jugaba con su comida, tenía hambre, pero no iba a comer.

-y la escuela, ¿cómo van tus calificaciones?-

-bien, supongo-

-y, ¿hay alguna chica?-

alguna chica.

-no tengo tiempo para eso, papá-

-ah, cierto-

se limitaba a hablar más de lo que creía conveniente, le tenía miedo a su padre, era un hombre autoritario, fuerte, intimidante, inteligente, era todo lo que Megumi no era.

sus conversaciones los viernes por las noches eran relajadas, su padre preguntaba y él respondía. tal vez en el fondo, su padre lo quería...muy en el fondo.

tal vez todos sus golpes eran su forma de demostrar su amor y cuánto quería que estuviera bien, esos regaños eran su forma de decir te amo hijo, esos golpes eran abrazos, esas colegiaturas altas que pagaba cada mes eran sus juguetes que no tuvo de niño.
tal vez, su padre no era tan duro y solo era un hombre triste y lastimado, tal vez...

-termina tu comida-

-no tengo hambre-

-¿que comiste en la escuela?-

-una manzana-

-no te levantas hasta que acabes.- se levantó y salió a fumar.

carne, spaghetti, puré y ensalada era demasiado.

no podía comer todo eso, iba a morir.

...

después de tres horas estaba de rodillas en el inodoro, metiéndose los dedos lo más profundo de su lastimada garganta, quería sacar todo lo que comió, quería vaciar su estómago, quería no engordar.

-¿Megumi?- era su padre, abrió de un fuerte golpe la puerta del baño y encontró a su hijo llorando mientras vomitaba en el piso.
-¡¿qué mierdas haces, idiota?!- lo levantó del suéter y lo arrastró al pasillo.
-¿por qué estabas haciendo eso?-

no era la primera vez que su papá lo escuchaba, pero si la primera vez que lo golpearía por eso.

-m-me dolía el estómago, papá-

𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora