-Gracias Itadori, aunque no te hubieras molestado, déjame pagarte- el pelinegro tomo su mochila y de ahí mismo sacó su cartera negra, pero el mencionado lo interrumpió.
-Vamos Megumi, no es ninguna molestia, además todo lo que tomo de aquí es gratis para mi- dijo entre risas.
Megumi.
Casi nadie lo llamaba así, la mayoría lo llamaba por su apellido.-No, en serio Itadori- no le gustaba deberle nada a los demás, no quería ser una molestia.
-Así está bien Megumi, en serio-
-¿Seguro?- balbuceó un poco en cuanto vio que tan solo tenía diez yenes que no le alcanzaban para absolutamente nada.
-Claro Megumi- dijo sonriendole, podía ver como sus ojos se cerraban mientras sonreía, era diferente.
-Está bien, pero para en serio te lo debo-
se sentía muy apenado de deberle algo a alguien que recién había conocido.Ambos hablaron durante unas cuartos horas, Megumi solo se limitaba a escuchar y a agregar unas cuantas palabras a la conversación con Yuji, por el contrario, Yuji hablaba hasta por los codos, tenía tanta energía que a Megumi le resultaba agobiante.
La conversación era algo tonta y graciosa para Yuji, pero para Megumi era rara, él no solía hablar con las demás personas, la única persona con la que hablaba era el amor de su vida, era su única interacción social, su circulo social solo era eso; su estúpida relación.
Yuji hablaba de como era tan bueno en los deportes, pero temía no ser suficiente, Megumi agregaba que él no era nada bueno y Yuji solo reía.-¡Mamá!- exclamó Yuji levantándose del cómodo sillón para saludar a su madre quien recién había salido de su turno de enfermería.
-Hola hijo- se inclinó un poco para besar su frente.
-Veo que tienes un nuevo amigo- no, no eran amigos, solo ayudó a Megumi y eso era todo.-Él es Megumi- lo presentó mientras lo empujaba un poco hacia su madre.
-Mucho gusto, señora- extendió su mano para saludar, pero ella lo tomó del hombro y lo jalo hacía para abrazarlo.
Estaba más que claro que no conocía el espacio personal y eso le resultaba muy incómodo al de cabello negro.-¡Mucho gusto Megumi! Yuji hace años no me presentaba un nuevo amigo, siempre los mismos dos-
Fushiguro no hablo y solo asintió con la mirada, en realidad le importaba poco.
Toda la situación le parecía ridícula.-Mamá, suelta al pobre de Megumi- pidió el pelirosa entre risas.
-Claro claro, disculpa muchacho- revolvió un poco su cabello negro.
...
-Gracias por acompañarme, pero no era necesario Itadori- estaba tan incómodo de haber caminado treinta minutos desde el hospital a un punto cercano que su casa, el Yuji no paraba de hablar.
-Y te dije Megumi, no es ninguna molestia-
-Como digas- soltó sin decir nada más y acelerando el paso, tal vez era evidente que no quería la compañía del pelirosa, pero éste no lo notaba y no lo haría en mucho tiempo.
-Aquí esta bien- su tono de voz repentinamente era más bajo que anteriormente.
-¿Aquí vives?- cuestionó Yuji.
-¿En una tienda de pasteles?- ladeo su cabeza, expectante a la respuesta.-No-
-Creo que sería bueno que te acompañe hasta la puerta de tu casa, digo, es algo tarde- pero tan solo eran las seis de la tarde.
-No, así está bien Itadori, puedo ir yo solo- se negaría rotundamente a que Yuji lo acompañase hasta la facha de su casa.
-¿Seguro Megumi? ¿estarás bien? hace rato te desmayaste, no me gustaría que te pasara lo mismo- se escuchaba preocupado por Megumi.
-Estaré bien Itadori, de todas maneras solo son un par de pasos más- resopló, notablemente harto de aquoe chico.
-Bueno, nos vemos pronto- dijo lleno de extrañeza, pero aún así con su característica sonrisa.
-Si, claro- había un poco de sarcasmo en su voz.
El pelirosa dió media vuelta y apresuró el pasó, estaba anocheciendo y su casa quedaba a una hora de donde estaba.
Internamente pensaba que fue un gran desperdicio de tiempo haber acompañado a su nuevo amigo hasta su casa.Por el contrario, Megumi corrió al ver la hora en su celular, casi las siete, estaba por pasar el límite de hora.
Entró por la puerta de su casa, intentando hacer el mínimo ruido posible.
-Ven para acá- la profunda voz, que tanto le aterraba.
Megumi, maldiciendose en el interior a más no poder, sabía lo mal que lo estaría a punto de pasar.
-¿Si?- hacia6todo lo posible por evitar sonar tan intimidado.
-¿Qué hora es?- dijo desde el sillón de la enorme y lujosa sala mientras sostenía un cigarrillo.
-Las seis- tartamudeaba como un indefenso animal.
-Seis cincuenta- se puso de pie, y caminó en dirección a Megumi.
-¿Fuiste a clases?- cuestionó.-Si-
-No recuerdo haberte visto cuando pasé por ti- se interpretaba como una burla hacia su inteligencia más que un regaño.
Mierda.
-Es que iba a ir, de hecho estaba en camino, pero...- sus palabras se cortaron en cuanto recordó la razón por la que no fue y las lágrimas comenzaron a aparecer.
-¿Pero qué? mierda Megumi, ¿estás llorando? no te he hecho nada, eres un maricon, pero ¿sabes qué?- una pequeña risa salió de sus labios
-¿mhm?- dijo levantando la cabeza y limpiándose rápidamente las lágrimas que comenzaban a caer
-te daré una razón para llorar, recuerda los hombres no lloran-
Megumi sabía lo que le esperaba, no era la primera vez y no hizo nada más que llorar.
su padre se acercó a él y lo golpeó en el rostro; no una, ni dos y tampoco tres veces, lo golpeó hasta que se cansó y lo dejó tirado en el suelo blanco de la sala, con ahora unas cuantas manchas de sangre, lágrimas y saliva, que asco....
-ah- un gemido salió de sus labios, su vista era algo borrosa -mhmm- soltaba algunos jadeos de...¿dolor? no, de placer.
que mente tan retorcida.
-¿por qué me o-odia?- dijo mientras veía su rostro lleno de lágrimas y algunas marcas moradas y rojas, producto de la golpiza que le dió su padre hace unas horas
-¿de verdad me odia? ¿o solo odia que me parezco tanto a ella?-
tal vez era la segunda cuestión, o la primera, pero lo que era cierto es que lo odiaba.-ah, m-mierda, mierda, mierda- dijo cuando vio la cantidad abismal de sangre que escurría por su brazo.
uno y otro y otro corte, cortaba sobre cicatrices y no tan cicatrices, sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo, o tal vez si y solo se quería dar lástima a sí mismo. llevaba desde los trece años haciéndolo, empezó por pura curiosidad y ahora lo hacía porque no sabía controlar sus estúpidas emociones, como siempre.
por veinte minutos lo único que hizo encerrado en el baño fue llorar, cortarse, llorar y cortarse, y una que otra vez pensar en lo lamentable que era su vida, en lo tanto que lo odiaba su padre y en como lo había abandonado su gran amor.
Megumi era la estupidez hecha persona.
![](https://img.wattpad.com/cover/372261148-288-k92.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.
Fanfiction¿Por qué entonces si él es tan perfecto sigo deseando que seas tú? inspirada en la canción 𝗚𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝗨𝘀 - 𝗝𝗼𝗷𝗶 créditos de todos los personajes a Gege Akutami. trigger warning.