Estuvieron cerca de dos horas hablando, cosas triviales como el clima, sus gustos musicales; a ambos les gustaba Joji, Mitski y una banda llamada Cigarettes after sex, hablaban sobre sus hobbies, estaban conociéndose más a pesar de tener cerca de seis meses hablando. Pero todas y cada una de estas cómodas platicas serían en vano al final de todo, porque nunca se terminarían de conocer.
—Yuji— lo llamó Megumi, mientras pasaba sus delicadas manos por el cabello de Itadori enredando sus finos dedos en cada hebra de cabello rosa que tenía, este olía tan sutil, suave y delicado como si de un dulce sin llegar a ser empalagoso se tratase; porque así era él.
—¿Si?— preguntó. El ambiente era lindo, era tranquilo y se podía respirar la paz que se daban mutuamente. Se sentían tan ellos mismos.
Itadori jamás ha amado y Megumi jamás ha sido amado.
—¿Te gusto?— cuestionó en seco, haciendo que el corazón de Yuji parará, que su rostro tomara un color de muerto y todo su cuerpo comenzará a temblar, estaba totalmente estático procesando la mierda que acababa de decir Megumi ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Por qué ahora que recién aclararon lo del beso? ¿Por qué tenían que hacer las cosas tan complicadas?
—¿Te gusto, Yuji?— volvió a cuestionar al no recibir respuesta del pelirosa.
Yuji no sabía que hacer, que decir, no sabía nada en ese momento. Quería salir corriendo y claro que podía hacerlo, pero sería una especie de "si" en cuanto se vaya.
¿Qué pasaría si dice que si? ¿Se harían novios? ¿Megumi se burlaría de él? ¿Le dejaría de hablar para siempre? ¿No diría nada? ¿Lo expondría ante todos para que sepan que si le gustaba? ¿Lo rechazaría de la forma más horrible en la que se puede rechazar a alguien? Mil y un cosas pensaba y pensaba Yuji, pero solo una era verdad.El pelinegro tras diez minutos sin recibir algún tipo de señal por parte de Yuji, volvió a hablar
—Por favor— y pasó sus pálidas y suaves manos por la marcada mandíbula de Yuji, obligándolo a encontrar sus hermosos ojos
—¿Te gusto?— cuestionó mientras que sus finos rostros se acercaban más mutuamente.Ambos corazones eran como una tormenta, agitados por todos los; para nada nuevos sentimientos el uno por el otro. Cada brusca ola de atracción los empujaba más al mar, Megumi ya estaba ahogado y quería morir junto a Itadori, pero este aún quería seguir en la superficie, temeroso por hundirse en aquellas profundas aguas las cuales eran el corazón y alma de aquel pelinegro de hermosos ojos lapislázuli, llenos de sufrimiento.
Ambos se deseaban sin confesarlo, sabiendo que si se dejaban llevar, se ahogarían en la inmensidad de aquel obscuro océano.Aunque al final de todo, nada importó.
—Si— soltó en seco, lleno de miedo y a la vez libre de al fin hacérselo saber. Quería huir de ahí como un niño pequeño a los brazos de su madre, quería irse y desaparecer del mundo de Megumi, no quería estar con él tenía tanta vergüenza solo por sentir.
Por sentir algo.En frente de él, Megumi se quedó callado por varios segundos, los cuales se sintieron como si Itadori tuviera cinco años de nuevo y estuviera ahogándose y siendo revolcado por olas inmensas para su tamaño y edad, solo que ahora tenía diecisiete años y estaba al borde de un ataque de ansiedad, provocado por el silencio después de decirle a su amigo que le gustaba.
—También me gustas Yuji—
El tiempo se detuvo, el silencio reinó entre ambos como el mar a media noche. Se sentían libres, pero no bien. Era como si hubieran llegado al fondo del obscuro mar el cual tanto temían nadar, el agua era inmóvil y llena de incertidumbre. Megumi quería llorar e Itadori saltar de felicidad y gritar a los cinco océanos que la fin alguien lo había correspondido.
Ambos ojos chocaron miradas, los hermosos ojos marítimos y los cálidos ojos avellana.
Ninguno sabia, o más bien ninguno quería decir algo, eso era todo, habían dicho lo que sentían, pero ¿Ahora qué?.
Por primera vez Yuji no habló y Megumi no pensó. Todo estaba en blanco, ambos querían irse.—Es una broma, ¿verdad?— preguntó lleno de miedo porque ¿Qué más podía ser? era eso, no había otra opción.
Itadori no tenía nada bueno, su inteligencia era normal, solo era decente en los deportes junto a la cocina, tenía amigos, pero ni siquiera él sabía porqué ¿Cómo alguien como él podría gustarle a alguien como lo es Megumi Fushiguro? Jamás había tenido pareja y que probablemente su primer pareja fuera Megumi lo ponía tan mal ¿Por qué a él? ¿Por qué a alguien tan irreal como Fushiguro? sin duda alguna lo estaba jodiendo.
—No— respondió Megumi, viéndolo fijamente a esos ojos que hace poco comenzaron a gustarle, llegando a querer que solo lo mirasen a él y a nadie más.
—Me gustas de verdad Yuji—Megumi no tenía nada que perder, él ya estaba ahogado y Yuji no sabía siquiera nadar.
La brisa golpeaba el rostro de Yuji, manteniéndolo en la realidad, pero era como si éstas le dijeran ¿Estás seguro?
No, no estaba para nada seguro, estaba seguro de que le gustaba Megumi, pero ¿De verdad quería estar con alguien como él? Aún no sabía tantas cosas de él, no sabía lo que ocurría por su vasta mente llena de tsunamis y olas salvajes por doquier, era un océano de inestabilidad y ese miedo de no saber lo mantenía de pie en la orilla, mirando a lo lejos en el horizonte de aquel mar desconocido al chico que le gustaba y por el cual podría morir.—¿Por qué?— preguntó, queriendo saber la razón ¿Qué le vería de bueno a él? ¿De verdad le gustaba o solo estaba acostumbrado a él?
Porque te pareces a ella.
—Porque este tiempo que hemos estado juntos, me diste la oportunidad de ser alguien que ni siquiera yo sabía que era, me siento tan feliz de verte feliz, quisiera verte feliz todos los días y ser yo el motivo de tus sonrisas, me gustas de verdad Yuji— las palabras de Megumi eran como la superficie de un irreal lago que dejaba ver el reflejo del cielo con tanta claridad y perfección que se creía que sería el mismo, pero solo era una ilusión que ocultaba lo que había debajo.Una verdad a medias vestida de honestidad. Tal vez Megumi si sentía lo que dijo, o tal vez solo supo que al fin tenía a alguien que no lo juzgaría y que estaría con él sin importar cuántas veces lo arruine.
Itadori creyó cada una de las palabras dichas por el chico de sus sueños sin tener la mínima idea de que esa superficie en calma, solo era una farsa, un cortina para cubrir la tormenta que lo arrastraría mar adentro, quitándole todo y hasta lo que no tenía.
—¿Te gustaría que salgamos, como algo más que amigos?— sugirió el pelinegro con un tono tímido.
—¿Te refieres a que salgamos como novios?— gritó lleno de emoción, siendo callado al instante por Fushiguro.
—Si, bueno algo así— dijo en voz baja.
E Itadori no cabía de la felicidad y Megumi dejaba ver su linda sonrisa.
Solo eran Megumi e Itadori, Itadori y Megumi estando enamorándose el uno del otro.
Dos chicos de diecisiete años queriendo ser sólo ellos dos y nadie más.
¿Qué malo podría pasar?1:32 a.m.
La habitación estaba llena de humo el cual ardía en los pulmones y quemaba la garganta junto con la nariz, sus ojos parecían un par de botellas de vidrio, su corazón dolía y su mente no sabía que más pensar o hacer para dejar de pensar.
Cortarse ya no era suficiente, fumar tampoco, drogarse no estaba en sus planes por ahora, sólo ya no encontraba como distraer su mente de su lamentable realidad.No debí, no debí. No quiero que salga lastimado y aún así no me detengo.
Megumi estaba tirado en medio de su habitación, llorando como una de sus memorizadas noches. ¿Por qué se sentía así? Solo le había dicho a Itadori que le gustaba también ¿Y acaso no era así? Por supuesto que sí, le gustaba estar con él, le gustaba como lo hacía sentir, le gustaba sentirse seguro junto a él, le gustaba hablar horas con él, por poco podría decir que le gustaba él.
Por poco.
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𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.
Fanfiction¿Por qué entonces si él es tan perfecto sigo deseando que seas tú? inspirada en la canción 𝗚𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝗨𝘀 - 𝗝𝗼𝗷𝗶 créditos de todos los personajes a Gege Akutami. trigger warning.