𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.

𝟭𝟭

estuvieron un gran tiempo jugando y bromeando entre ellos.

el pelirosa siendo manchado por harina que caía en su cabello como nieve y el pelinegro recibiendo manchas de la mezcla en su fina nariz, por el contario.
ambos estaban felices, Yuji se consideraba alguien feliz, pero en estos momentos, en estos instantes se podría decir que jamás volvería a alcanzar la felicidad que sentía.
mientras tanto Megumi sentía su estómago doler debido a reír tanto, podía llegar a sentir -raramente- como estaban a punto de salir lágrimas de sus ojos, y no de tristeza sino de alegría.

los dos chicos reían sin parar entre bromas estúpidas y ligeros juegos en la cocina.
Yuji no supo en que momento había podido acceder al pelinegro de esta forma, pero estaba agradecido por ello.
se sentía feliz de verlo feliz.

tal vez era lo único que necesitaba en el mundo, saber que su presencia en la vida de su amigo lo podía aliviar un poco, solo un poquito.

—creo que ya están listas— dijo Megumi apretando su estómago debido al dolor de reír tanto.

–si, eso parece– Yuji se asomó por la ventana del horno para ver que las galletas estaban en su punto; no quemadas, pero tampoco crudas.
—ponte unos guantes y ayúdame Megumi— ordenó.

y obedeció a aquellos ojos avellana y se colocó un par de guantes con diseño de corazones para ayudarle a sacar la bandeja con galletas decoradas de forma boba; caras felices, gatos mal hechos y colores mezclados que hacían doler la vista.

—se ven algo...lindas— dijo haciendo una mueca que demostraba todo lo contario.

—¡verdad que si!— ambos colocaron la bandeja de galletas en la barra de la cocina y las pusieron en un lindo plato con decoración de flores rosas.

—¿quieres llevarle a tu papá?— dijo Yuji, apartando un par de galletas del resto, las más bonitas; según él.

—si, tal vez— y vio como el pelirosa sacaba una pequeña bolsa de plástico de color rosa y metía dentro de ella las galletas, seguido de hacer un pequeño nudo con decoración de moño.

—que lindo se ve— sonrió orgulloso por su creación.
—vamos a comerlas— tomo una galleta y le dio una gran mordida.

por el contario, Megumi estaba un poco aterrado, había visto la gran cantidad de azúcar que le habían puesto a esas galletas, se veían deliciosas y un poco peculiares, claro que quería probarlas y comerlas todas, pero su miedo a engordar; aunque sea un poco, lo era todo para él.

el azúcar engordaba, nadie lo querría si engordará, puede limitarse a comer las galletas; después de todo él ya había probado muchas veces en su vida galletas, por una vez no iba a morirse de hambre; aunque era lo que buscaba, al final del día.

—¿qué pasa?— dijo Yuji notando lo tenso que se había puesto su amigo.
—¿no se ven buenas?— ladeo levemente la cabeza con una mueca triste.

—no, si— dijo de inmediato notando el ánimo del otro.
-tengo que comerlas, Yuji se esforzó mucho mezclando, pero me esfuerzo más yo en bajar de peso-
dudaba y dudaba y dudaba, desde hace tres años en comer cualquier cosa.

desde niño fue muy quisquilloso con la comida y de adolescente le tenía miedo a las calorías, a la grasa, al aceite y a todo aquello que lo hiciera engordar o sentirse mínimamente lleno.
la presión constante que le recordaba día y noche que cada bocado podría convertirse en una carga adicional, en un número más en esa báscula.

Megumi tenía que seguir teniendo esas curvas marcadas por su pequeño y delicado cuerpo, eran como olas en un mar calmado, tenían que verse tan finas. tenia que verse fino y delicado, porque al final de todo cuando bajo de peso y comenzó a tener un cuerpo socialmente bien visto, las personas lo habían tratado diferente lo cortejaban más que nunca, le pedían su número y tenia el famoso pretty privilege, le había costado tantos años y tantas comidas negadas tenerlo que no dejaría que por nada del mundo un simple antojo le arruine todo lo que sacrificó.