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—Que sea perfecto no quiere decir que funcione—

...

—¿Por qué me dejas así?— el pelinegro estaba arrodillado en frente de quien sería el amor de su vida.
—Puedo cambiar todo de mi ¿no te gusta mi cabello? lo puedo teñir de otro color y cortarlo diferente ¿no te gusta mi voz? puedo callarme y hablar solo cuando me lo pidas ¿no te gusta que sea tan yo? puedo cambiar todo de mi, por ti

La dependencia del pelinegro hacía su gran amor era tanta, lo único por lo que vivía era para verle, era para sentirse seguro entre sus brazos, era para sentirse amado.

—No lo entiendes, esto se acabó dejó salir, el contrario sintió como su mundo se derrumbaba frente a él, todo lo que había construido, destruido.

—No, no, no ¡¿Por qué?!— la idea de una vida sin su gran amor de años le aterraba, aunque era inevitable y él lo sabía y lo peor era que a estas alturas no pidia hacer nada para evitar todo.
—No hice nada malo, jamás tuve a alguien más, jamás dude en demostrarte lo que siento por ti, jamás cometí un error, siempre eras tú, incluso antes de mi—
Y todo eso era más que cierto, pero no era amor, era dependencia.

—Yo lo sé, pero no entiendes que ya no quiero estar contigo, no te amo, ni siquiera te quiero—
cada palabra que soltaba con la misma boca que lo había besado antes, le dolía hasta el alma y más allá.

La situación sobrepasaba al pelinegro, sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas, sentía como su mundo se caía a pedazos, le aterraba; no, le destruía la idea de no estar con el amor de su vida. Tantos años echados a la basura por unas estúpidas palabras "ya no quiero estar contigo" ¿a que se refería? ¿no quería estar con él físicamente, pero aún lo amaba? eran tontas suposiciones creadas en el momento por el cerebro del pelinegro.

Cualquiera en su situación estaría así, solo que menos peor. ¿Por qué él le rogaba que se quedara a su lado? ¿no tenía dignidad? tal vez si tenía, lo que no tenía era amor propio. Llevaba años en una depresión profunda, queriendo morir lo más pronto posible, maldiciéndose cada que despertaba y entraba en que aún seguía con vida, que jodido.

—Pero no es justo— sollozo, estaba más que roto.

—¿Qué mierdas no es justo Fushiguro? no te quiero, entiendelo— claro que lo entendía y no quería.

—Pero no hice nada para que me dejaras de querer...– decía desde el suelo, jamás se había imaginado a sí mismo rogando por amor.

—¡Exacto!—dijo com obviedad.
—No hiciste absolutamente nada, ¿quién querría estar en una relación con alguien como tú? lo único que haces todo el día es llorar, decir que eres un idiota, solo te la pasas en tu casa, lloras y lloras, te ves tan asqueroso, no cuidas de ti mismo, no paras de hacerte esa mierda en el brazo creyendo que se ve lindo cuando en realidad es una puta aberración, odio estar contigo, eres tan difícil de amar

¿Todo eso pensaba de él?

El pelinegro se levantó del suelo, su corazón estaba tan acelerado que parecía que quería salir huyendo, no podía ver nada debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos azules y profundos como el mar, sus manos temblaban junto a sus piernas, se sentía tan indefenso, como un barco en medio de una gran tormenta en el abismal océano.

𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora