Los fuertes rayos de sol entrando por un espacio abierto de la cortina que cubría la ventana de mi habitación hizo que poco a poco despertara, abriendo mis ojos por completo cuando me di cuenta de la gran luz que había afuera.
– No, no… ¿Me salté algunas clases? – Me pregunté.
« La alarma probablemente no ha sonado, aunque, también puedo decir que siento que anoche pude dormí mejor que antes por alguna razón. »
Rápidamente me levanté de la cama e incluso sin tomarme el tiempo de tenderla comencé a vestirme de manera un tanto descuidada, puse mis zapatos y después de lavarme los dientes salí rumbo a la escuela en el auto de la familia.
Gracias a mi buen sueño esa mañana no había desayunado, hoy parecía que no había nadie en casa.
Al llegar al instituto camine de manera rápida hacía la entrada tratando de no perder ni un segundo más de tiempo, era la hora del receso por lo que todos los salones estaban fuera con los murmullos y pláticas como siempre.
Sólo que sí
Algo cambió, algo enormemente inusual estaba sucediendo.
La atención no estaba en mí como día tras día que se veía lista para atacar, si no en alguien más.
Desde el lugar que me encontraba sólo lograba observar como un chico alto era fuertemente analizado desde lo lejos por las personas a su alrededor.
Me dió curiosidad, bastante curiosidad.
« ¿Quién en este mundo es mucho más llamativo que yo como para que ni uno sólo volteé a acosarme? »
Era un pensamiento egoísta, ególatra incluso, pero realmente deseaba que así fueran los días de mi vida estudiantil a partir de ahora.
No ser el punto de atención de toda la escuela, ser una persona común y corriente entre la multitud.
Un suspiro de alivio salió de mi boca, y después de unos segundos caminé dirigiéndome a mi casillero para tomar un chocolate que tenía en este.
Claro, mala idea. Cuando intenté abrirlo salpicó en mi cara, el chocolate estaba tan derretido que ya no tenía figura alguna pero ya no tenía tiempo de ir a conseguir otra cosa que comer y realmente tenía hambre.
Todo el bullicio de las personas hablando siguió incluso cuando el timbre de entrada sonó.
Yo sólo me límite a caminar con mis libros en una mano y en la otra aquel extraño chocolate derretido que con insistencia trataba de comer.
Entre tanta gente amontonada moviéndose para acaparar la atención del chico desconocido lograron empujarme, no supe quién fue, sólo supe que llené de chocolate la ropa de una chica que se encontraba frente a mí.
– Adiós a mi tranquilidad del día. – Me dije a mí misma en un sutil murmullo al notar que la chica comenzaba a gritarme.
De reojo miré al chico que hasta hace un momento tenía la atención de todos, no parecía importarle en lo más mínimo lo que sucedía y solo siguió en sus cosas.
– Lo lamento, realmente no quise manchar tu ropa. – Afirmé hacía la chica, la cual no parecía ceder ante mis palabras.
Traté de disculparme con ella, le dije que no fue intencional y que yo me encargaría de lavar a la perfección su uniforme pero no me escuchó.
– Calla, se que lo hiciste a propósito. – Afirmó con un enojo desmesurado.
Estaba tan molesta que comenzó a empujarme. Mientras trataba de esquivarla el chocolate cayó de mis manos quedando justo en la entrada del salón de clases por la cual aquél chico fue el primero en pasar.
Este se resbaló, el sonido del estruendoso golpe hizo que toda la escuela quedará en sepulcral silencio.
« Ay no… »
Cuando volteé a verle su rostro estaba un tanto neutral, quién pensaría que eso era lo más peligroso y que luego me arrepentiría de siquiera haberle mirado de lejos.
El chico se levantó y volteó a verme, claramente sabía que yo era la culpable de su caída. Se acercó a mí con un semblante serio, el cual se fue deformando conforme hablaba.
– ¿Eres tan tonta? Seguro que no hay nada que puedas hacer ahora.
Mis pies temblando eran mi peor enemigo en ese momento, no podía ocultar el miedo y nervios que tenía.
Su rostro mientras me miraba era aterrador, parecía querer matar con la mirada, una mirada tan profunda que incontrolablemente te hacía querer huir y más nunca volver.
El no sólo había caído frente a toda la escuela y su ropa estaba completamente manchada de chocolate, también parecía no tener ni un poco de ganas de verme sin antes matarme en su lugar.
– Dennis Lambert, recuerda bien ese nombre. – Golpeó mi rostro con su chaqueta manchada, la cual sostuve en mis manos mientras todos se reían de mi al entrar al salón de clases.
Repleta de dudas entre al salón solo para recibir burlas de mis compañeros sobre el incidente, esto durante el resto de las clases sin descanso.
– Debí volver a casa. –Murmuré para mí misma, deseando que el día terminara pronto.
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Amor Indeseable
Novela JuvenilUn compromiso forzado obligará a Jane a unir su vidas con alguien que ni siquiera conoce bien ¿sucederá? ¿El como se conocieron afectará a su relación? Padres de familias adineradas, buscando crear conexiones a través de sus hijos. ¿Que cosas peores...