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No sabía en qué momento si vida había cambiado tanto en los últimos días.
Era tan extraño... Pero le gustaba.
Minho no quería que las cosas volvieran a ser como antes. Por supuesto que no.
El Minho de antes estaba todo el tiempo encerrado en su habitación, ya sea leyendo, preparando muchos planos, tejiendo, viendo alguna serie, jugando con sus gatos o directamente durmiendo.
Todo el tiempo pensando en cosas malas sobre el u otras cosas.
Solo hablando con su hermano cuando lo creía necesario.
No le veía un sentido a su vida. Siempre monótona y aburrida. ¿Para qué seguir viviendo así? Encerrado y alejado de todo.
No le gustaba en lo absoluto.
¿Pero ahora?
La cabeza del alfa estaba siendo totalmente dominada por el nuevo omega vecino.
¿Qué estaría haciendo Jisung? ¿Le gustará esto a Jisung? Jisung es genial. Jisung es divertido. Me agrada Jisung. ¿Y si Jisung...?
Jisung, Jisung, Jisung.
No pueden culparlo, era la primer persona después de su hermano que no le causaba rechazo alguno, era algo enorme para el.
Y, al no conocer mucho más, tan solo el Omega le parecía la persona más hermosa y fascinante de su mundo.
Jisung inevitablemente se había vuelto especial para el.
Mucho más después de que esté le diera su número de teléfono.
Habían pasado tres semanas desde que Jisung le había dado su número y no había un día en que no hablaran.
Jisung siempre tenía una anécdota para contarle y el cada tanto tenía algunas preguntas para hacerle.
Se entendían muy bien.
Las notas no se acabaron, si no estaban hablando por mensajes de texto era su medio de comunicación.
Pensarán que quizás se estaban exagerando al hablar todo el tiempo pero para ellos estaba totalmente bien.
Después de todo, solo eran notas y mensajes. Nunca un acercamiento como tal ya que Minho aún no se sentía listo, prefería mantenerse así y quizás... En algún momento, dar ese enorme paso.
Se alegro cuando Jisung le dijo que estaba bien con eso y que no iba a presionarlo en lo absoluto.
Inevitablemente recuerda la conversación que habían tenido dos días antes.