𝙎𝙤𝙡𝙤 𝙏𝙪́ || 𝖬𝗂𝗇𝗌𝗎𝗇𝗀 [ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ]

45- Querer volver

Todo estaba oscuro.

No sabía bien en dónde estaba, solo caminaba derecho entre toda esa oscuridad.
El lugar era bastante tranquilo, aunque no tuviera idea de que era ese espacio no se sentía asustado.

Eso sí, estaba bastante confundido, lo último que recordaba era haber huido corriendo de algo y luego todo se puso negro.

¿Había muerto? ¿Así se veía la muerte?

Bueno, después de todo no se lamento tanto, su vida no era la mejor y la que cualquiera desearía tener.

Siguió caminando, hasta que se detuvo de golpe cuando el recuerdo de aquel lindo omega de rulos llegó a su mente.

Sus ojos enseguida se llenaron de lágrimas y cayó de rodillas.

—Jisung... J-jisung—Cubrio su rostro, ¿Cómo pudo olvidarlo?—P-perdoname—.

¿Cómo pudo haber pensado que su vida no era la mejor si había encontrado al amor de su vida y compartido tanto con él en esta?

Pensó en que lo había dejado solo, en lo triste que el omega podría encontrarse.

Quería volver, quería verlo otra vez. Quería estar a su lado. Quería poder besarlo otra vez, seguir con la vida que juntos estaban construyendo.

Tenía tanto por vivir aún con el, no quería irse.

Desesperado se levantó del suelo y aun llorando comenzó a correr. Sin saber dónde solo tratando de encontrar una salida de aquel lugar.

—¡Jisung! ¡Amor! ¡¿D-dónde estás?!—Grito, sintiendo como la frustración de no saber que hacer lo invadía—.

Continuo sin rumbo, su corazón latía con fuerza debido a su desesperación por encontrar una salida.

¿Pero cómo lo haría? No se veía absolutamente nada.

Estaba asustado. No quería perder su vida, aún tenía mucho que hacer en esta. También estaban sus gatos, Jisung, Chan, no quería abandonarlos.

—¿De verdad quieres irte?—.

Minho se freno de golpe, al escuchar una voz que se le hizo familiar. Cuando volteo en la dirección de dónde provino esta casi se cae al suelo.

—¿M-mamá?—.

Sin dudas Minho sintió que ya no estaba vivo.

La miro detalladamente, no sabía si era un invento de su imaginación ya al borde de la locura, si era real y el estaba ya del otro lado.

Se la veía tan radiante, feliz.

Ella le sonrió y extendió sus brazos, Minho comenzó a llorar y corrió hasta ella, dándole un fuerte abrazo y ocultandose en su pecho.

—Mi niño...—.

—¿D-de verdad eres tú?—.

—Estamos juntos ahora pequeño... Mi gran pequeñín—Sonrio y dejo un beso en su frente, acariciando su espalda—.