Pequeñas esculturas (STEVEN)

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Prólogo: Steven está de cumpleaños y le regalas unas pequeñas esculturitas para su escritorio hechas por ti.

AmarillAna707
Advertencia: Aquí la rayis hace figuras con arcilla.

Steven estaba en su departamento sentado en su escritorio leyendo un libro que Marc le regaló por su cumpleaños resaltando cada parte con los nuevos marcadores de colores que Jake también le había obsequiado.

Afuera estaba lloviendo bastante fuerte por lo que no se habían podido ver ya que era muy difícil salir con ese temporal, sin embargo le habías prometido ir a visitarlo ni bien la lluvia terminara o disminuyera un poco.

Justo cuando Steven se levantó para ir a la cocina a prepararse un té, alguien llamando a la puerta lo distrajo por lo que se dirigió a esta y al abrir, te encontró empapada de pies a cabeza.

–¡Feliz cumpleaños!–Exclamaste sacando una caja con un pastel que envolviste en una chaqueta, llevando otra bolsa en tu hombro y tu mochila en la espalda.

–¡¿Querida qué haces aquí?! ¡Estás empapada!–Dijo horrorizado haciéndote entrar rápidamente y corriendo a prender la calefacción para que entraras en calor.

–No me podía quedar en mi casa sin hacer nada en tu cumpleaños.–Le dijiste con una sonrisa dejando el pastel en la cocina, y Steven te envolvió en una toalla.

–¡Pero te dije que no era necesario!–Dijo secando un poco tu cabello con otra toalla.

–Lo sé, pero yo quería hacerlo. Quería venir a verte.–Le dijiste con una sonrisa tomando su rostro con ambas manos para besarlo.

Steven soltó un suspiro contra tu boca y prácticamente se derritió entre tus manos besándote de vuelta.

–Y te traje regalos.–Le dijiste emocionada dejando las toallas a un lado y te acercaste a la mesa dejando la bolsa encima de esta.

De adentro sacaste uno pocos paquetes de regalo, y una caja ni muy gran ni muy pequeña que se la entregaste.

–Abre este primero.

–Mon amour te tienes que secar y cambiar de ropa, si te quedas así te vas a enfermar.

–Si sé, después lo hago pero por favor ábrelo.–Insististe emocionada.

Steven sonrió y dejó la caja encima de la mesa y deshizo el moño que tenía alrededor para luego quitar la tapa, y de adentro sacó 3 esculturas de pirámides idénticas a las de Guiza pintadas y hechas hasta con los más mínimos detalles.

–¡Wooow! ¡Querida están increíbles!–Exclamó emocionado sacando una para examinarla.

–Las hice yo, ojalá hayan quedado bien. Las puedes usar como pisapapeles, o decoración... o lo que sea en realidad.–Le dijiste con una sonrisita jugando con tus manos.

–¿Las hiciste tu?–Te preguntó ligeramente boquiabierto volteándose hacia ti.

–Si... ¿te gustan?

–¡Querida me encantan! ¡Se ven idénticas! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!–Dijo dando saltos emocionado dejando con cuidado las pequeñas esculturas en la mesa y luego te abrazó con fuerza dejando varios besos en tu mejilla.

–Me alegra mucho que te hayan gustado, mon cher. Aunque te faltó ver esta.–Le dijiste con una sonrisa tomando otra pequeña escultura para entregársela.

Steven frunció el ceño y la tomó, y fue ahí que se dio cuenta de que eran los dos sentados en la luna. Las pequeñas esculturas estaban pintadas y tenían todos los detalles posibles desde su ropa hasta sus expresiones.

–No puede ser... ¡Somos nosotros!–Dijo dando un salto viendo entre la escultura pequeña y tu.

–Si... esa es mi favo—. Ni siquiera alcanzaste a terminar de hablar cuando Steven la dejó en la mesa y te tomó con las manos de ambos brazos apretando con fuerza de tantas emociones que estaba sintiendo, y volvió a besarte.

–¡Son increíbles! ¡Te quedó hermoso! ¡Me encanta!–Dijo emocionado soltando tus brazos y volviendo a ver las esculturitas en la mesa.

–Me alegra mucho que te gustaran.–Reíste dejando un beso en su mejilla.

–Las voy a poner en mi escritorio para siempre verlas cuando esté ahí, y como paso la mayor parte del tiempo aquí, las voy a ver a cada momento.–Dijo guardándolas en la caja antes de dirigirse a su escritorio para acomodarlas.

–Bueno mientras tú las ordenas, ¿te molesta si me doy una ducha?–Le dijiste yendo a su closet para sacar una playera suya y tu ropa interior.

–¡Oh si! Tu ve al baño y yo te llevo una toalla.–Dijo dando una vuelta en su lugar viendo alrededor de su departamento antes de que te acercaras a él.

–Gracias mon cher, feliz cumpleaños.–Le dijiste con una sonrisa volviendo a besarlo.

–Gracias... para ti también...–Dijo viéndote embobado haciéndote reír mientras ibas al baño.

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