Ocean: Price (SAGA COD #4)

Capítulo 10 "The Ascended One has Arrived"

Tuve el más tibio de los sueños, amanecí con un dolor en el vientre por la experiencia de anoche, abría mis ojos y  sonreía al ver a Price, plácidamente dormido, abrazándome, besaba sus mejillas para despertarlo, ya dentro de poco Xavi tocaría la "Diana", y él debería estar en su camarote.

Price se giró y me cubrió con su cuerpo, casi ahogándome, pero no me importaba.

— ¿Cómo dormiste? — interrogó cerca de mi oído con su voz vibrante mañanera, grave y envolvente.

— Muy bien, ¿y tú? — sonreí tratando de buscarle la mirada.

— Nunca había dormido tan bien...

Price acariciaba mi cuello con su nariz, y suspiraba mientras se quitaba las mantas de encima, cerré mis ojos para darle privacidad y que se vistiera cómodamente.

— ¿Por qué te cubres los ojos? — Price se reía.

— Para darte privacidad. — me reía viendo entre los espacios que dejaban mis dedos.

— Que considerada...

Price terminó de vestirse, se devolvió a abrazarme y luego se fue por los ductos de ventilación, no aguantaba la risa del ruido que hacia al meterse ahí, me fijé en la cama, dejó su gorro...

Ya al despertarme, me encontraba desayunando con Ana e Íñigo en la cocina, el ruso se había ido al amanecer, ahora quedábamos los mismos de siempre de nuevo...

— ¿Qué os asignó Xavi que limpiaseis? — interrogó el rubio.

— A mi las ventanas... — respondía Ana.

— ¿Todas las ventanas?, illo... — refutaba incrédula.

— Tardaré días en limpiar todo, le diré a Kyle que me eche una mano.

— O las dos... — bromeaba Íñigo.

— ¿Y a ti que te asignaron? — pregunté.

— Debo hacerle mantenimiento a la zona de ingeniería. — respondía el vasco.

— ¿Tú solo? — cuestionó Ana.

— No, iré con el escocés y la argentina, Xavi quiere que todos colaboren hoy, pondrá a todos a trabajar.

— ¿A ti qué te toca hacer Zaira? — preguntaba Ana.

— Marcar las zonas oxidadas y colocarles avisos para saber por donde no se puede pasar hasta que consigamos como reemplazar lo deteriorado, también debo aceitar las bisagras de todas las puertas.

— ¿Le pedirás a Price que te ayude? — interrogó Íñigo.

— Sí, ni de coña voy sola...

— Y a todas estas... ¿Xavi qué hará? — interrogaba Ana.

— A él le tocó lo más jodido, tensará los cables de las piernas y le hará mantenimiento al sistema eléctrico, parece que hay un problema con los railes de protección, se llevará al de la máscara para que lo ayude. — informé.

— Por algo Xavi es Xavi... — aseveraba Íñigo.

Luego de desayunar y hablar, pasé toda la mañana poniéndole lubricante a las bisagras, para evitar que el salitre consuma el acero tan rápido, el día de hoy era de puro viento, al terminar con las bisagras Price me acompañó por toda la plataforma a colocar cinta amarilla a los lugares en los que la sal del mar había hecho desastre.

— Sostén aquí... — indiqué.

Price caminaba hacia atrás, estirando la cinta para marcar un amplio lugar que se caía a pedazos.