Me quedé helada, mis pies que todo el día había sentido hechos de plomo, finalmente no pudieron moverse más, así que mi cuerpo quedó escondido detrás de la pared continua del pasillo.
— Pero ella no quiere hablar contigo —esa era la voz de Luka, enojada y fuerte.
¿Qué estaba sucediendo?
— Y aunque quisiera, no dejaría que te viera. ¿Crees que no lo sé? Debiste de haberla traído aquí en lugar de llevarla a tu casa, ¿qué más esperabas que pasara?
— Estás tratando de distorsionar las cosas, no es como lo imaginas.
— No me importa y estoy seguro de que a Abby tampoco.
— No puedes decidir por ella —decía Joe, igual de enojado que Luka.
— No lo hago, sólo estoy repitiéndote lo que ella me dijo esta mañana.
— Necesito hablar con ella y tú no me lo vas a impedir.
— Bueno, suerte tratando de encontrarla.
Hubo un silencio y le ordené con todas mis fuerzas a mis pies que se movieran. Veloces, me hicieron caso y corrí escaleras arriba cuando capté que la conversación entre ellos había terminado. Luka tenía razón, no quería ver a Joe, ya no podía soportar más dolor en mi corazón. Escondida en el descanso entre el piso tres y cuatro, escuché las pisadas enérgicas de Joe bajando los escalones, mientras derramaba en silencio las lágrimas que no parecían cesar de mi interior.
Una vez que estuve segura de que se había ido, me dirigí directamente hacia el departamento trescientos dieciséis y llamé impaciente a la puerta. Dentro, se escucharon ruidos y palabras que no logré comprender, luego, la señora Montorfano abrió la puerta y me miró de mala gana.
— Busco a Luka —dije y como se me quedó mirando más de un segundo, creí que no me había entendido, hasta que, ligeramente, su mirada se volvió menos dura antes de darse media vuelta y llamar el nombre de su sobrino.
Luka salió de una de las habitaciones y me observó de pie en la puerta, se acercó a toda velocidad y salió al pasillo junto a mí, dejando la puerta detrás suyo apenas abierta.
— ¿Qué sucede, Abby? ¿Por qué estás llorando? No me digas que Joseph te vio...
— No, Luka... escuché la discusión entre ustedes, parte de ella, no lo sé. Solo quiero saber ¿a qué vino? ¿Por qué?
Él exhaló.
— Quería hablar contigo, pero considerando todo este desastre no creo que sea lo más adecuado, si me permites opinar. Lamento haberle dicho todo eso en tu nombre, pero Abby, no quiero que siga lastimándote. Mírate ahora, sigues llorando todavía, has estado llorando todo el día. ¿Acaso quieres que te recuerde así? Con esa cara roja e hinchada y todas esas lagañas en los ojos.
Su comentario me hizo reír y él pareció más aliviado.
— Pero si quieres despedirte de él, no voy a impedirlo.
— No —negué rotundamente—. Ni siquiera le diré que me voy.
Luka hizo un mohín.
— Se siente horrible oírte decir que vas a irte.
— Tal vez volvamos a vernos, cuando te cases con Ferni y me invites a tu boda.
Sonrió, pero sus mejillas se tiñeron de rojo. Extrañaría eso.
— Basta, esto no se trata de mí —dijo y luego se me quedó mirando unos segundos—. Mañana imaginaré que sigues viviendo justo enfrente de mí. ¿Sabes lo que significa la palabra Arrivederci?
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Manual de lo prohibido
Romance"Volví a posar mis ojos en su figura, dándome cuenta de que cada esfuerzo por no mirarlo se convertía en un fracaso inmediato; era como si me tapara los ojos con las manos pero alcanzara a ver a través del espacio entre los dedos. Quería mirarlo tod...