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-Yeonjunnie...

Changbin continuaba llamando así al más alto.

De pronto sintió una oleada de enojo y frustración.

-Tienes razón Yeonjun, es muy divertido hablar con Changbin-ah- intervino llevando su mano hacia el hombro del de su costado, apretando y masajeando en esa parte con la suficiente fuerza para demostrar cercanía-. Cuando estamos juntos nos divertimos tanto que lo demás no importa- dijo formando una sonrisa dulce, mirando directamente al más alto.

El rostro de Changbin se puso rojo, volteando a verlo con sorpresa.

Atento esperó la reacción de Yeonjun, quien solo sonrió de igual forma al ver esto, tomando la bebida del vaso que sostenía. Aquello a Felix más que darle satisfacción le generó todo lo contrario.

Con cuidado Changbin retiró la mano que descansaba sobre su fornido hombro. Yeonjun volvió a reír.

-Lo que quiere decir Felix, es que nos divertimos mucho en realidad, somos amigos, buenos amigos-aclaró con énfasis en la palabra "amigos", mirando al mencionado mientras lo hacía.

-Ya veo-Yeonjun parecía divertido con la situación.

Algo en Felix se sintió mal ante ello, al notar como Changbin rechazaba su afecto, como se rectificaba ante Yeonjun, como lo regañaba con la mirada.

La situación le sabía a mierda, sus puños se apretaron y junto a la ansiedad que le carcomía por dentro, se levantó de repente.

-Compermiso, debo ir a los servicios- dijo sin más y se retiró.

Una vez dentro del baño largó a derramar lágrimas, una tras otra.

¿Qué le sucedía? No tenía por qué sentirse afectado por esa situación.  Era ridículo. 

Era verdad, él y Changbin eran amigos, solo amigos, y solo eso serían para siempre, pero...¿Por qué le dolía ahí dentro?

Era un maldito sensible y exagerado. Sabía que ahora no hacía más que llorar por tonterías.

Debía detenerse.

Tomó aire y como pudo se secó las lágrimas, al regresar Changbin notó su desánimo y durante el resto de la comida lo miró con preocupación.

Yeonjun hasta el final trató de sostener conversación entre los tres, lo que resultó en vano, Changbin tan solo respondía con frases cortas o asentimientos, Felix por su parte se mantuvo callado, concentrado en su comida.

Después de aquel momento y de despedirse de Yeonjun, su intención habría sido regresar a su casa lo antes posible, pero como un tonto siguió por detrás al más bajo, no sabía por qué lo hacía, tal vez era la costumbre. Estar con Changbin era como sentirse en casa.

Sus pies lo siguieron hasta su apartamento sin querer, en silencio, cabizbajo.

Ambos entraron.

Changbin soltó un suspiro-.¿Quieres algo de beber?- ofreció.

-No, gracias- respondió el contrario en voz baja-...Creo que ya me voy.

No quería irse, quería quedarse, el quería estar ahí, pero sabía que no era el momento, se sintió débil, tenso, sin ganas, y ansioso, sobre todo ansioso.

Retrocedió hacia la puerta,  intentando irse, el contrario no dijo nada, ni siquiera se quejo como las otras veces en donde decía que odiaba cuando se iba y trataba de hacerle quedarse un poco más.

Se quedó parado un rato en la entrada, aguantándose las ganas de llorar de nuevo. 

Sabía que algo andaba mal.

No quería que las cosas quedaran así, no como la otra vez, donde había huido y dejado a Changbin con la palabra en la boca, mientras solo pensaba en él y su enojo.

Sabía que se odiaría por lo que estaba a punto de decir, pero tenía que hacerlo, era ahora o nunca.

Soltó la manija de la entrada y volteó a mirar fijamente al contrario.

-Changbin, tu m-

-No lo digas.

Pasó de miedo a confusión en un segundo al oír aquellas palabras determinantes.

-No me digas, lo que sea que estés pensando no quiero saber- afirmó.

-Pero, ni siquiera-

-Ya sé lo que tienes en mente, Felix. Eres como un libro abierto, mientras más te conozco más estoy seguro de lo piensas y sientes.

No, cómo, no era verdad.

-¿Desde cuándo?... ¿Me odias? - dijo con desesperación.

-No, no te odio, jamás podría odiarte- suspiró-...pero yo no soy...eso, no podría sentirme de esa forma hacia ti ni a otro hombre. Eres mi amigo, nada más.

Amigo, solo eso era para él, y nada más. Así sería siempre.

Changbin lo sabía, perfectamente, era imposible ocultarlo. Debió alejarse en cuanto se dio cuenta, Changbin tuvo que haberlo alejado.

-Lo siento Lix, yo de verdad aprecio tu amistad. No quiero tener que alejarme de ti, ni que tu de mí.

Era egoísta, era cruel, pero realmente no podía alejarlo de su lado. No podía explicar lo feliz que le hacía tenerlo día con día.

-Y yo igual...-admitió el de pecas entrando en un tipo de debate interno.

-No quisiera que las cosas cambien entre nosotros. ¿Qué dices si seguimos como siempre?

Por un segundo, pudo vislumbrar el miedo en los ojos del contrario, y ante ello no pudo más que ceder.

-Está bien.

Antes de darse cuenta ya había respondido, sintiéndose mierda una vez más.

¿Amor o amistad? esa es la cuestión 《Changlix & HyunIn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora