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Después de aquel día, las cosas volvieron a ser iguales, o algo parecido.

Era como estar dentro de una pesadilla.

Era como si su relación intentara parecerse a lo de antes sin éxito en cada intento.

Pasaban tiempo juntos, grabando música, jugando video juegos, viendo películas, lo mismo de siempre, pero no se sentía como siempre.

Felix iba como cada tarde al departamento de Changbin, pero tendía a volver temprano a casa, ya no se quedaba hasta tarde como hasta hace pocos días.

Desde aquel día de la discusión su mente se encontraba como en otro plano, en otra dimensión, no podía dejar de pensar en cosas aterradoras sobre Changbin, y tenerlo que ver cada día no ayudaban.

Sí, era algo irónico, no podía dejar de ver a Changbin pero tampoco podía verlo demasiado, era difícil, doloroso, tenía miedo, de él, de sí mismo. Más ahora que el otro era consciente de lo que sentía por él, aún si no se lo hubiese dicho directamente. Una parte suya sentía vergüenza de saber que aquella conociera lo que sentía. Ni si quiera estaba seguro de lo que sentía hasta ese momento, pero Changbin sí, se había dado cuenta mucho antes que él, y era vergonzoso.

Cada que pensaba en ello no podía evitar huir, despedirse y volver al día siguiente porque lo extrañaba, y luego repetir el ciclo.

Por la noches no dormía, solo pensaba en cosas que ni siquiera sucedían, Changbin diciéndole que se alejara de su lado, Changbin desapareciendo de repente, Changbin haciendo su vida como si él ya no importa, Changbin saliendo con alguien más, Changbin casándose, formando una familia, Changbin odiándolo hasta el final de sus días. Era increíble lo lejos que su mente podía llegar pensando todas esas cosas.

No lo soportaba, pero al final lloraba pensando que era lo mejor. Así debían ser las cosas.

Era sábado, esa tarde llegó sin avisar al lugar de Changbin, no estaba ahí. Le invadió de pronto una fuerte nostalgia. Quería verlo.

La puerta se abrió, era él, con una chaqueta negra, unos jeans y zapatillas, estaba bien vestido, pero su estado de ánimo era todo lo contrario.

-Hola.

-Hola- respondió sin ganas- adivina de dónde vengo.

-Uhm, de dónde.

-De almorzar en la casa de mis padres.

Hubo un pequeño silencio.

-Y...qué tal estuvo- cuestionó casi conociendo la respuesta, en realidad no quería preguntar, pero sabía que el contrario quería hablar de eso.

-Horrible- dijo riendo con amargura-. Mi padre me odia y mi madre solo sabe darle la razón, a ellos ni siquiera les importa cómo me siento, solo quedar bien con los demás.

-Changbin...

-Él me abofeteó, nunca lo había hecho, supongo que no le gustó lo que le dije.

Entonces notó aquella marca en el rostro del adverso, producto de lo que sería una bofetada.

De inmediato se acercó preocupado, sin pensarlo tocó con la palma su mejilla, suavemente, intentando no hacer que duela más de lo que ya lo hacía.

-Lo siento.

-Yo siento más no ser suficiente para ellos, todo es mi culpa.

Tampoco lo pensó cuando rodeó con sus brazos el cuerpo adverso, el cual empezaba a temblar. No pudo verlo pero escuchó unos silenciosos sollozos.

-Lo siento Felix, debes odiarme, soy un egoísta, soy una mala persona.

-No, no lo eres, no es tu culpa.

*

Tras curar la herida y darle un medicamento, se encontraban comiendo, sentados frente a la televisión, tranquilos, sin mucho que decir, en silencio.

Felix miró disimuladamente a Changbin, este reía por un chiste contado en el programa que veían.

Sonrió al darse cuenta que ya su amigo estaba más tranquilo, luego a su reloj, fijándose que ya eran más de las seis.

-Chang, creo que ya me voy. Se enojarán conmigo si llego tan tarde- dijo alzándose del suelo.

El contrario cambió de inmediato su semblante, a uno de ruego, que directamente le pedía que no se fuera, tal como antes.

-Lix, por favor, quédate- Pidió sosteniendo su muñeca, mirándolo de una manera tan vulnerable-. Pide permiso para dormir aquí, no es la primera vez que lo haces, ¿verdad?

No pudo negarse, no si se lo pedía con esa cara, no si después de mucho tiempo tenían la oportunidad de tratarse honestamente, Felix extrañaba eso.

Se quedó a dormir, se acostaron en la misma cama esa noche, no era la primera vez, no le gustaba dormir en el suelo y a Changbin tampoco, por lo que no tenían problema para dormir juntos, además la cama era lo suficientemente grande.

Mientras él miraba su celular, el otro se había quedado dormido rápidamente, cuando se dio cuenta también empezó a sentirse cansado, por lo que soltó el celular y se colocó en posición recta, mirando hacia el techo, esperando caer en un sueño profundo. Volteó y miró el rostro agotado y golpeado de Changbin, entonces le entraron fuertes ganas de llorar, recordar su llanto, su tristeza de aquella tarde, realmente le partía el corazón.

Era un sentimiento de infelicidad muy grande, por la situación de su amigo, por su situación.

Ambos se sentían miserables.

-Chang- susuró, este no respondió- tus padres no saben el hijo maravilloso que tienen, eres muy talentoso, eres inteligente y tienes muchas habilidades, tienes una fortaleza admirable y un buen corazón. Espero que ellos algún día puedan darse cuenta de eso. Ellos deberían sentirse culpables, no tú...

Yo debería sentirme culpable.

No lo dijo, pero terminó pensándolo, él era quien tenía sentimientos muchos más que de solo amigo hacia Changbin, él era quien había confundido lo que tenían. Incluso si no sentía lo mismo, Changbin le había dicho que a pesar de ello quería seguir viéndolo, seguir teniendo una amistad.

Lo había arruinado.

Se odiaba demasiado.

Miró con dolor a quien lo tenía locamente enamorado, y decidió que ya no sentiría más de lo permitido, decidió que por el bien de ambos no seguiría alimentando sus sentimientos, no sería egoísta y pondría sus amistad por sobre todo.

No sabía cómo, pero le pondría fin.

Sin darse cuenta, su rostro se acercó mucho al del contrario, observándolo quizá por última vez con una intención no permitida, con un deseo no permitido.

Se odiaba por lo que ese deseo le hacía pensar, por lo que quería hacer.

Su nariz rozó la otra, apenas, con cuidado, aspirando el sutil aroma que desprendía el cuerpo del contrario, su aliento fresco, cerró los ojos y sintió relajarse.

Tal vez era eso a lo máximo que llegaría en toda su vida, y de nuevo sintió ganas de llorar, pero en este caso no fue capaz de retener las lágrimas silenciosas. Suspiró tratando de calmarse, de no hacer ruido.

Al abrir los ojos, una mirada penetrante lo vislumbró en plena oscuridad.

Changbin estaba despierto.

-Lo siento, yo...- no pudo decir una palabra más, no sabía por qué no podía hacer más que disculparse.

Changbin estaba quieto, estático, viéndolo solamente, como esperando algo.

Sus rostros tan juntos, sin poder apartar la mirada, sus labios semiabiertos.

Todo era tan claro pero a la vez tan borroso, sin embargo, en ese pequeño lapso, en esa cuestión de segundos, no dudó antes de terminar aterrizando sus labios sobre los ajenos, en un beso directo, como si supieran con exactitud como encajar perfectamente en los opuestos.

Su cuerpo reconoció ese anhelo dormido y se sintió como un despertar distinto.

Los labios de Changbin se abrieron, sus manos se dirigieron a la nuca del más alto, y con ello dio inicio a un beso apasionado que duraría el resto de la noche.

¿Amor o amistad? esa es la cuestión 《Changlix & HyunIn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora