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La primera cita llegó, ese día Jeongin le había mandado un auto a su dirección que lo llevaría a su destino, el cual todavía desconocía.

En cuanto llegó y lo vio parado esperándolo, se sintió extraño y a la vez conmovido, sobre todo cuando Jeongin le abrió la puerta del auto.

-Hyung, hola- saludó el menor con una sonrisa.

Lo observó de pies a cabeza, vestido con un conjunto apropiado, incluso bastante formal.

No podía creer que Jeongin se hubiese tomado esas molestias.

De inmediato reaccionó, debía ser despiadado, crítico. No podía mostrarse flexible si es que estaba evaluando el desempeño de su discípulo.

Saludó de regreso tratando de no verse tan sorprendido.

-¿Entramos?

Miró al frente hacia donde el otro apuntaba.

Aquella determinación de hace rato de inmediato se desvaneció en cuanto notó el lugar, quedando casi perplejo.

Se trataba de una exhibición de arte.

Jeongin lo tomó del brazo y lo guió adentro del lugar, paseándolo por cada espacio, llevándolo de sección en sección, mostrándole pinturas impresionantes y explicando alguna de ellas.

Se preguntaba como es que sabía tanto sobre esto, o que supiera que a él si quiera le gustaban estas cosas, no recordaba habérselo mencionado tan a menudo.

-No sabía que también gustaba el arte.

-Uhm, bueno, es un gusto adquirido, y es gracias a ti hyung, a veces hablas de eso por largo rato sin darte cuenta, sobre tus pinturas y eso, asi que no pude evitar sentir curiosidad.

-Ya veo...¡Hey, espera! Quiere decir que realmente pensaste en mí para esta cita.

El rostro de Jeongin se pintó del color que tanto le estaba empezando a gustar.

No pudo evitar reír.

Tomó el rostro de con ambas manos a cada lado y besó su bonita nariz.

Estaba muy feliz y tenía que expresarlo.

-¡Lindo! ¡Lindo! ¿Por qué no te cansas de ser tan lindo?

Revolvió su cabello mientras que el otro se alejaba como podía, ya bastante exaltado.

-¡Basta! Hyung, estamos en público- dijo alejándose con vergüenza a otra sección y dejándolo solo.

Hyunjin observó una vez más el lienzo frente suyo, el cual representaba a dos chicas semidesnudas mirándose con afecto, a punto de besarse.

De repente sintió un pesar en el pecho.

Volteó a ver al chico que simulaba poner atención a las demás obras, y aquel pánico momentáneo se calmó.

Nuevamente fue a molestar a su pequeño amigo, uno de sus deportes favoritos.

Esa noche no pudo dormir, se encontraba a las tres de la mañana todavía pensando en la cita de aquel día.

Jamás lo superaría, había sido unas de las cosas más románticas jamás experimentadas.

De pronto recibió un mensaje, con sorpresa descubrió que era de Jeongin.

🦊: Hyung, ¿qué tal la cita de hoy?, ¿lo hice bien?

¿BIEN?, Bien era poco.

Todavía seguía pensando en cada detalle de esa cita, y que su corazón bombeada como loco cada que lo hacía.

🥟: uhm, creo que fue un buen inicio, pero no estoy del todo convencido.

Realmente, realmente se arrepintió de enviar aquel mensaje.

La realidad era que la había pasado increíble con Jeongin esa tarde, por qué mentirle.

Tal vez era el hecho de que este probablemente quisiera usar una técnica parecida con la chica que le gustaba.

No, no tenía que ser exactamente por eso.

Tal vez era su ego como maestro del muchacho. Claro, no debía dejárselo tan fácil.

Otro mensaje llegó a su móvil.

🦊: 😞

🦊: ¡me esforzaré mucho más la próxima vez, hyung, lo prometo!

Le rompía el corazón aquel último mensaje.

No imaginaba como de insatisfecho debía sentirse el menor.

Sí, en definitivo no debió enviar aquello.

No fue capaz de responder luego de eso, no podía permitirse seguir arruinándolo.

Las clase particulares tampoco se detuvieron, seguía constante yendo a estudiar donde Jeongin. Era tan satisfactorio cada que sacaba buenas notas y Jeongin le sacudía el cabello o apretaba sus manos como felicitándolo.

Luego estaba el hecho de que podía aprovecharse de tocarlo de la manera que quisiera.

Ese día decidió no soltarlo, no podía evitarlo, tenía la necesidad de estar pegado como un chicle al pequeño.

Incluso cuando el menor deseaba alejarse o a ir cualquier otra parte, inmediatamente se alzaba y lo seguía para después de sorpresa abrazarlo por detrás.

Jeongin no podía quejarse ni abstenerse debido al trato, solo quedarse quieto y dejarse hacer, y si estaba lo suficientemente dispuesto, se dejaba dar besitos en el cuello.

Era inquietante ver las reacciones de Jeongin ante estos casos.

Algo en él se estimulaba con intensidad.

-Hyung, ya se me ocurrió otro lugar para nuestra próxima cita- mencionaba Jeongin mientras terminaba de corregir su prueba, la cual obviamente sabía que había aprobado, por lo que ya de antemano lo tenía sostenido de la cintura y escondiendo el rostro en su cuello, restregádonse como un felino a su amo en búsqueda de atención.

-¿Ah, sí?, ¿dónde?- susurró cerca de su oído, con la voz un poco rasposa.

-P-arque de diversiones-respondió apenado-... ¿Qué opinas?

-Uhm...

Exhaló por última vez el aroma corporal que emanaba el contrario de su suave piel y se alejó, mirándolo con adoración.

-Lo que tu digas, lindura- tomó sus cachetes y los apretó.

Dios, no sabía como detenerse.

¿Amor o amistad? esa es la cuestión 《Changlix & HyunIn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora