40

36 9 0
                                    

-Ah, hyung, ahí...me...

-He oído que aquí puede ser placentero para algunos hombres- apenas pudo pronunciar en lo que continuaba lamiendo la superficie del pequeño pezón, dejando rastros de saliva en uno y luego yendo a darle atención al otro.

Mientras tanto Jeongin no podía más, estaba en el borde de un precipicio, rogando que Hyunjin se detuviera por el bien de su estabilidad corporal. Tenía mucho calor, y era peor con el traje puesto, sentía que se ahogaba en sus propios quejidos silenciosos.

-Hyung, ya...es suficiente.

Hyunjin lo observó desde abajo con una sonrisa, dejando de succionar y llevando una vez más sus labios a los contrarios. Sentía que se volvía adicto a esos labios, además también estaba ansioso por probar otros lugares igual de interesantes.

-¿Qué tal?, ¿te gustó?-preguntó con inocencia.

-Sí, pero...avísame cuando lo hagas-admitió con vergüenza.

-De acuerdo- asintió- Dime, ¿que más quieres hacer?, ¿qué se te ocurre?- dijo acariciando su mejilla.

No tenía idea, es decir, no sabía cuál era el siguiente paso para poder dar rienda suelta a sus relación, o tal vez pasaba que solo era muy tímido como para pedir algo.

-Yo...ahm, no lo sé, no se si me gusta que estemos en este lugar haciendo...ya sabes.

-¿Quieres que nos vayamos? Si no quieres-

-No, no, por ahora está bien, pero no hay que hacer esto aquí la próxima- la situación ya era demasiado vergonzosa para él, considerando que era una lugar ajeno y de una persona que conocía y que no precisamente le agradaba del todo.

Hyunjin soltó una risa adorable al escucharlo.

-Está bien, olvidé que sueles ser más prudente que yo.

-Sí, bueno, no es que no quiera intentar hacer cosas malas contigo...sí quiero...pero...con cuidado ¿sí?-admitió escondiendo el rostro.

¿Cosas malas? Pero que...

-No puedo creer lo adorable que eres- lo tomó de las mejillas y dio besos frenéticos en estas sin poder aguantarse la risa ante las ocurrencias del menor.

Era el encanto de Jeongin, ser así de lindo, abrazable, besable. Se preguntaba si existían otras personas que pensarían igual que él, esperaba que sí, pero a la vez que no.

Ya podía sentir celos de solo pensarlo.

Mierda, realmente le gustaba este chico, cómo había sido tan lento en descubrirlo, y tan lento en darse cuenta que a él también le gustaba.

Se encontraban en el sillón del departamento, aún faltaba un par de horas para que llegara Changbin, según le había comentado por mensajes. Si llegaba antes de seguro estaría en graves problemas, porque no era precisamente cierto que había pedido prestado el lugar, en realidad, eso es lo último que le pediría a su amigo, conociendo lo cascarrabias que era. La verdad era que solo había preguntado si se encontraba en casa, y al recibir una respuesta negativa, decidió ir, conociendo exactamente donde Changbin guardaba sus llaves de repuesto e invadiendo el lugar sin permiso alguno.

Jeongin se encontraba entretenido hablándole de cómo había descubierto que estaba enamorado, contándole todo y sin omitir detalle. Hyunjin oía embelesado, acariciando sus cabellos, casi conmovido, halagado, Jeongin mencionaba su nombre con tanta dulzura que le era imposible no sonreír cada tanto. Luego ya no era solo la dulzura que sentía por dentro, sino algo más. Entonces sintió una dureza entre sus pantalones.

Mierda

¿Se había excitado solo con el relato de Jeongin? Un relato que ni siquiera tenía una intención oculta, un simple relato de amor. Era un maldito enfermo.

¿Amor o amistad? esa es la cuestión 《Changlix & HyunIn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora