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Miró a todos los lados, no había mucha gente, no, de hecho solo eran como cinco dementes merodeando el perímetro, incluyendo al hombre con su perro el cual todavía intentaba marcar su territorio.

Volteó a ver a Hyunjin, el chico de sus sueños, la persona que continuaba esperando expectante a que hiciera algo para demostrarle cuanto le gustaba.

Tragó duro y con toda la vergüenza, pero también con la suficiente determinación, hizo lo más obvio que se podría hacer en una situación como esa. Procedió a arrodillarse en frente de su ser amado.

Hyunjin viró los ojos e inmediatamente lo tomó del brazo poniéndolo de pie con rapidez, evitando que continuara con el acto.

-Ashh, de verdad aún tengo mucho que enseñarte.

Entonces este lo atrajo con fuerza y plantó un profundo beso directo en sus labios. Sus ojos se abrieron ante el inesperado beso, provocando que soltara el ramo y los chocolates, pero de inmediato cediendo a los ya tan bien conocidos besos pasionales de Hyunjin, quien se aferró con ambos brazos en su cintura. Rodeó con los suyos el cuello del opuesto en respuesta, completamente dispuesto. No importaba quien estuviera mirando ahora, solo necesitaba sentir el sabor de esa boca, de esa lengua que invadía su interior con avidez.

-No me gustas chico tonto, me encantas- Hyunjin susurró-, me encantas demasiado, no sabes cuanto- y procedió a dar besos en sus cachetes, nariz y frente.

Era un sueño, uno ya hecho realidad.
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Querían seguir celebrando su reciente noviazgo con más besos y caricias, porque sí, Jeongin estaba con toda la emoción acumulada que necesitaba descargarla de alguna manera. Hyunjin por su parte estaba casi igual, o mejor dicho en un nivel superior.

Este último le había prometido enseñarle más cosas acerca de estar en una relación, porque obviamente aún seguía siendo su maestro del romance y este momento parecía ser el momento perfecto para enseñar y aprender cosas nuevas.

Ambos estaban dispuestos.

-¿Vamos a tu casa?- preguntó Hyunjin algo indeciso.

-No, no, es sábado, todos deben de estar ahí. ¿Qué hay de tu casa?

-Ni de chiste, llegó familia de visita esta mañana.

Se miraron mutuamente, desanimados, esperando a que algunos de los dos se le ocurriera algo. Hyunjin observó su alrededor y dio con un sitio de reposo temporal, o como otros lo llamarían, un hotel. Jeongin siguió su mirada y captó la invitación disimulada, negando de inmediato con miedo.

-No, no, no.

No estaba listo para meterse en problemas con la ley a tan corta edad entrando a hoteles aún siendo estudiante.

El alto pensó un poco más.

-Ya sé.

Tomó su teléfono y envió un mensaje, el cual no demoró en ser contestado, ocasionando que formara una sonrisa traviesa.

-Vamos.
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Se encontraban dentro de un pequeño edificio de no más de cinco pisos, justo en el último piso de este. Hyunjin se paró frente a una puerta y buscó tras las macetas cercanas a las escaleras, de ahí sacó una llave con la cual abrió dicha puerta, sintiendo gran satisfacción de su hazaña.

Con un gesto casi caballeroso invitó a pasar al menor, quien indeciso avanzó al interior, mirando alrededor como asombrado.

-Hyung, ¿dónde estamos?- preguntó a quien cerraba la puerta tras él.

¿Amor o amistad? esa es la cuestión 《Changlix & HyunIn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora