BUENAS NOCHES

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Ese día de carrera me desperté ansiosa, con la sensación de que todo me daba vueltas, y me resultaba difícil concentrarme. En la clasificación no me había ido del todo bien; terminé en la quinta posición, superada por Max en tercer lugar y Charles logrando la pole. Además, mi padre no dejó de recordarme lo mal que me fue y lo pesimista que estaba sobre mi desempeño en la carrera.

—Solo haz lo mejor que puedas, ¿de acuerdo? —me dijo mamá, tratando de darme ánimos antes de que me subiera al auto.

La noche anterior, Max y yo habíamos hablado un poco. Notaba que estaba distante, sabía que me sentía mal y perdida, pero intenté mantener la calma; no quería preocuparlo más.

—Tengo miedo de lo que pueda pasar mañana en la carrera... —dijo él, con un tono de preocupación.

—Todo estará bien, ¿vale? No hay nada de qué preocuparse... No pensemos en nada negativo —le dije, acariciando su brazo para tranquilizarlo.

Max me sonrió y me envolvió en sus brazos. Era cálido y reconfortante, y una sensación de alivio invadió mi cuerpo.

—GEO, GEO, ¿ME COPIAS? —la voz de mi ingeniero a través de la radio me sacó de mis pensamientos.

—Copy —respondí, sacudiendo la cabeza para despejarla.

—Haz una carrera limpia. Sé que lo harás... concéntrate en tu objetivo —dijo, intentando motivarme.

—¿Y Charles? —pregunté, curiosa.

—Tú haz tu carrera. Del resto nos encargamos nosotros, ¿entendido?

—Sí... está bien —respondí, sintiendo una mezcla de determinación y nerviosismo.

El motor rugía con fuerza mientras las luces se apagaban y la carrera comenzaba. Sentí el asfalto vibrar bajo mis manos mientras pisaba el acelerador a fondo. Mi corazón latía con una intensidad que parecía resonar en mis oídos, cada fibra de mi ser enfocada en la pista que se desplegaba ante mí. 

Los primeros giros fueron caóticos, con los autos apiñados, luchando por ganar posiciones. Mantuve mi línea, buscando cualquier espacio que pudiera aprovechar.

A mitad de la carrera, vi la oportunidad. Lewis había reducido la velocidad en una curva cerrada, y vi un pequeño espacio entre su auto y el bordillo. Sabía que era arriesgado, pero no podía dejarlo pasar. Me lancé, sintiendo el roce de su auto contra el mío cuando pasé, adelantándolo por un suspiro. Mi corazón dio un vuelco. Por un momento, me sentí invencible.

—¡Buena maniobra, GEO! —la voz de mi ingeniero sonó por la radio, llena de emoción.

Pero la alegría fue efímera. En el siguiente giro, Lewis se colocó justo detrás de mí, presionando para adelantarme. Podía sentir la tensión en el aire, como si todo el peso de la situación cayera sobre mis hombros. 

<Vamos Georgina, no te dejes, vamos>

Defendí mi posición, ahora estaba detrás de Max, sabia que tenia que pasarlo si quería llegar a Charles.

Max hizo su movimiento, y tuve que defender y pisar con todo lo que tenía. Nuestros autos estuvieron tan cerca que por un momento temí que chocáramos. Finalmente, en una recta, logre adelantarlo, y sentí una mezcla de frustración y alivio. No podía permitirme pensar demasiado en ello; aún quedaba carrera por delante.

Cada segundo parecía más largo que el anterior. Mi cuerpo estaba agotado, pero mi mente seguía aferrándose a la necesidad de seguir adelante, de no rendirme. 

—Vamos, Geo, puedes hacerlo —la voz de mi ingeniero resonó en mis oídos, dándome el empuje que necesitaba.

Las vueltas pasaban rápidamente, y el calor de la pista empezaba a sentirse dentro del auto. por mi mala parada en boxes volví a bajar de posición, nuevamente de quinta y tenía a Oscar justo detrás de mí. Sabía que tenía que defender la posición a como diera lugar; Oscar era conocido por su habilidad defensiva, y su posición en la pista era tan sólida como una roca.

I'm Georgina SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora